El fin de la política mesiánica: repensar el futuro político de Nigeria

En un panorama político cambiante, marcado por un profundo desencanto, la desaparición de políticas mesiánicas o salvadoras parece estar en el centro de las reflexiones. Estas políticas, antaño apoyadas por líderes carismáticos, basadas en la idea de un salvador providencial han ido perdiendo progresivamente su poder de seducción y de convicción.

El ejemplo del presidente Buhari, presentado como un hombre íntegro e incorruptible durante su elección en 2015, ilustra perfectamente esta tendencia. Elogiado por sus supuestas cualidades redentoras, sin embargo no ha logrado hacer avanzar al país en términos de desarrollo humano y construcción nacional. Sus seguidores, que veían en él a un mesías capaz de solucionar todos los males de Nigeria, tuvieron que afrontar una realidad mucho más oscura de lo esperado.

Asimismo, el ascenso político de Tinubu, promocionado como un político competente e inteligente, capaz de domar las fuerzas corruptas para hacer avanzar el país, rápidamente mostró sus límites. Su imagen de salvador, basada en el discurso de un tecnócrata eficaz, se ha desmoronado con el tiempo, dando paso a un sentimiento de desilusión entre sus seguidores.

Con el fin de las políticas mesiánicas y el fracaso de los «progresistas» a la hora de encarnar un cambio político real, el pesimismo parece haberse instalado en el país. Los ciudadanos, enfrentados a dificultades cada vez mayores y a una falta de confianza en los líderes actuales, luchan por encontrar razones para tener esperanza en un futuro mejor.

En este contexto, están surgiendo varias vías de reflexión para devolver la esperanza a los nigerianos. Es fundamental restablecer la confianza de los ciudadanos en las instituciones y actores políticos, promoviendo valores de integridad y transparencia. Además, el surgimiento de un líder dispuesto a demostrar valentía comprometiéndose a defender el interés general, más allá de las divisiones de clase, étnicas o religiosas, podría traer una renovación significativa a la escena.

Finalmente, es necesaria una reforma profunda de nuestro sistema político, para repensar las bases de la gobernanza y promover una visión más inclusiva y participativa. Es hora de repensar nuestras prácticas políticas, con énfasis en la colaboración, el diálogo y la cooperación para construir un futuro común y próspero para todos los ciudadanos.

En definitiva, la desaparición de la política mesiánica o salvadora ofrece la oportunidad de repensar nuestra forma de considerar la política y reimaginar un sistema más justo y equitativo, capaz de satisfacer las expectativas y aspiraciones de la población. Nigeria podrá verdaderamente reconectarse con la esperanza y la confianza en un futuro mejor comprometiéndose resueltamente con un futuro basado en valores de integridad, solidaridad y justicia.

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