El mundo está conmocionado con la noticia de la desaparición del líder de Hamás, Yahya Sinwar. La pérdida corre el riesgo de catalizar la larga insurgencia que inició contra Israel, dicen los expertos. De hecho, el grupo bien podría cambiar sus métodos a medida que sus líderes sean eliminados.
La guerra entre Israel y Hamás tiene un carácter semiconvencional, pero Israel está luchando por identificar la verdadera lucha deseada por el grupo. Hussein Ibish, analista del Instituto de los Estados Árabes del Golfo en Washington, dice que Hamás apunta a una «insurgencia abierta e interminable contra las fuerzas israelíes en la Franja de Gaza». Según él, la guerra de Hamás apenas comienza, tomando la forma de células desorganizadas de guerrillas e insurgentes. Estos grupos pueden actuar de forma autónoma, sin requerir una estructura de mando vertical integrada.
Hamás podría sobrevivir utilizando armas poco sofisticadas y de bajo calibre, como pistolas, ametralladoras pequeñas e incluso artefactos explosivos improvisados hechos en casa. Operan en condiciones extremas y sus miembros están dispuestos a morir por su causa, explica Ibish.
Situaciones similares enfrentaron otras naciones que luchaban contra grupos no estatales, como la Unión Soviética en Afganistán, los Estados Unidos en Vietnam e incluso el propio Israel en 1982. Ese año, una invasión destinada a expulsar a la Organización de Liberación de Palestina de Beirut dio origen a la Hezbolá, mucho más poderoso.
Frank Lowenstein, ex enviado especial para la paz en Medio Oriente durante la administración Obama, enfatiza que aunque los israelíes se sienten fortalecidos por la desaparición de Sinwar, no debe haber duda de la derrota de Hamás. De hecho, matar a un líder no es suficiente para erradicar una ideología.
La muerte de Sinwar crea un vacío de liderazgo en Gaza que, si no se llena, corre el riesgo de socavar cualquier negociación o acuerdo significativo sobre un alto el fuego con rehenes, que Estados Unidos considera esencial.
En este clima de incertidumbre, es imperativo permanecer atentos a los acontecimientos futuros y a las posibles repercusiones de esta desaparición en el conflicto palestino-israelí. Hamás, lejos de ser destruido, bien podría reinventarse y persistir en su lucha, más decidido que nunca.