La emergencia climática está en pleno apogeo, las acciones estatales deben dar un paso adelante para esperar contener el calentamiento global por debajo de 1,5°C. Las recientes alertas emitidas por la ONU ponen de relieve la gravedad de la situación actual. Antonio Guterres, secretario general de la ONU, destacó que estamos jugando con fuego y no hay más tiempo que perder. Las consecuencias de la inacción frente al calentamiento global ya son graves para muchas poblaciones de todo el mundo.
Las cifras son alarmantes: incluso teniendo en cuenta todas las promesas de mejorar la situación, la temperatura global podría aumentar 2,6°C. Esto tendría consecuencias desastrosas como el colapso de los casquetes polares, el aumento del nivel del mar y el empeoramiento de los fenómenos meteorológicos extremos. Para evitar este escenario apocalíptico, los estados deben comprometerse a reducir colectivamente sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 42% para 2030 y un 57% para 2035.
El informe de la ONU destaca la necesidad de una movilización global sin precedentes. Los países deben presentar sus hojas de ruta climáticas antes de febrero, y estas ambiciones deben implementarse de inmediato. Es fundamental actuar ahora, porque el tiempo se acaba. Si los líderes no cierran la brecha de emisiones, nos dirigimos hacia una catástrofe climática con el mayor impacto en los más vulnerables.
A pesar de estos colosales desafíos, es técnicamente posible limitar el calentamiento global a 1,5°C. Sin embargo, esto requerirá una movilización internacional sin precedentes, con un despliegue masivo de energías renovables y la preservación de sumideros de carbono como los bosques. Los países del G20, responsables de la mayoría de las emisiones, deben liderar el camino invirtiendo masivamente en la reducción de la contaminación por carbono.
La situación es grave, pero aún no es demasiado tarde para actuar. Es esencial que los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil unan fuerzas para afrontar este desafío. La COP29 será una oportunidad para debatir la ayuda financiera necesaria para apoyar a los países en desarrollo en su transición hacia una economía baja en carbono. Es nuestra responsabilidad colectiva actuar ahora, por un futuro más seguro y justo para todos.