Las recientes revelaciones sobre la empresa china Mineral Metal Technology (MMT) han provocado una ola de indignación y desaprobación en la comunidad de la aldea de Kambuyi, situada en la provincia de Lualaba. De hecho, se llevaron a cabo actos de profanación, perjudicando así la tranquilidad del lugar sagrado donde descansa el difunto.
El derrumbe de las tumbas y la destrucción de las cruces en el cementerio conmocionaron profundamente al jefe de la aldea de Kambuyi, quien expresó su incomprensión ante tal violación de la dignidad de los difuntos. Esta situación planteó una pregunta legítima: ¿cómo podría tolerarse esa falta de respeto hacia los muertos en cualquier lugar, incluso en China?
La reacción de los vecinos del lugar no se hizo esperar, provocando un gran revuelo entre la población que se niega a guardar silencio ante tal profanación. Ante este asunto, el ministro provincial de Territorio, Desarrollo Rural, Agricultura, Pesca y Ganadería tomó la iniciativa de acudir al lugar para comprobar de primera mano la magnitud de los daños.
«Los resultados no son buenos», declaró el ministro Jean-Pierre Kalenga, señalando las tumbas saqueadas y las cruces derribadas. A pesar de los intentos de reparación realizados por la empresa incriminada bajo presión de los vecinos, la indignación persiste.
Interrogados por Fatshimetrie, los responsables de Mineral Metal Technology prefirieron guardar silencio y se negaron a comentar las acusaciones formuladas en su contra. Esta actitud plantea aún más dudas sobre la responsabilidad y transparencia de la empresa interesada en este asunto.
En resumen, este caso de profanación de cementerio en Kambuyi plantea cuestiones cruciales sobre el respeto debido a los difuntos y la preservación de los lugares de descanso eterno. Entre indignación y indignación, los habitantes del pueblo y las autoridades locales se están movilizando para que se haga justicia y que hechos tan imperdonables no vuelvan a ocurrir.