El África subsahariana enfrenta hoy importantes desafíos económicos que ponen de relieve la urgencia de realizar reformas estructurales para garantizar un verdadero desarrollo sostenible en la región. Si bien las perspectivas económicas mejoran gradualmente, obstáculos persistentes obstaculizan la implementación de estas reformas esenciales.
En su último informe sobre la situación económica regional, el Departamento África del Fondo Monetario Internacional destaca que a pesar de un crecimiento económico medio del 3,6% este año, tasa que debería mejorar ligeramente hasta alcanzar el 4,2% en 2025, muchos países de la región siguen enfrentar grandes desafíos.
La pobreza persistente, la falta de oportunidades de empleo y la débil gobernanza siguen siendo cuestiones sin resolver que requieren una acción política decidida. De hecho, la capacidad de servicio de la deuda sigue siendo baja, y los cargos relacionados con la deuda aumentan y consumen los recursos disponibles para inversiones en desarrollo. Además, las reservas de divisas suelen ser insuficientes en muchos países, lo que debilita aún más su posición ante las crisis económicas externas.
Catherine Patillo, Directora Adjunta del Departamento de África del FMI, enfatiza que los tomadores de decisiones regionales enfrentan un «difícil acto de equilibrio». Por un lado, deben reducir los desequilibrios macroeconómicos controlando la inflación, estabilizando las finanzas públicas y manteniendo suficientes reservas internacionales para hacer frente a posibles shocks. Por otro lado, deben responder a las crecientes necesidades de desarrollo, teniendo en cuenta el crecimiento demográfico y la necesidad de mantener el apoyo social y político.
Es esencial, según el FMI, que las políticas adoptadas apunten a reducir las vulnerabilidades macroeconómicas y al mismo tiempo satisfacer las necesidades de desarrollo, garantizando al mismo tiempo que las reformas sean social y políticamente aceptables. La protección de las poblaciones más vulnerables, el establecimiento de redes sólidas de seguridad social y la creación de empleos suficientes son áreas prioritarias para garantizar un crecimiento inclusivo y sostenible.
La credibilidad de los marcos de política monetaria también está en duda, y es imperativo que los bancos centrales fortalezcan la confianza de los inversores, los bancos y el público en su capacidad para mantener la inflación baja y estable. En este contexto, fortalecer la gobernanza y la transparencia parece ser un imperativo para reconstruir la confianza pública.
El FMI finalmente destaca la importancia crucial del financiamiento multilateral concesional para respaldar los ajustes necesarios y respaldar los objetivos de desarrollo.. Se espera que el financiamiento bilateral se centre en los países más pobres, mientras que el FMI está dispuesto a brindar apoyo a los países que enfrentan necesidades de financiamiento externo. Desde 2020, el FMI ya ha desembolsado más de 60.000 millones de dólares, lo que pone de relieve su compromiso con la región y su apoyo al fortalecimiento de las capacidades de los países del África subsahariana.
En conclusión, el camino hacia un futuro económico más estable y próspero para el África subsahariana está plagado de desafíos, pero el FMI dice que es esencial actuar con determinación. Las reformas deben diseñarse para que sean socialmente aceptables, políticamente viables y satisfagan las necesidades de desarrollo de la región. Sólo un enfoque global e inclusivo, que promueva el crecimiento equitativo y la protección de las poblaciones más frágiles, permitirá a estos países enfrentar los desafíos actuales y construir un futuro más prometedor para sus ciudadanos.