La congelación del programa de ayuda del FMI de 1.800 millones de dólares obtenido en 2023 por Senegal es una noticia preocupante que plantea interrogantes sobre la salud económica del país. La necesidad de una reestructuración del acuerdo actual fue planteada por el Ministro de Finanzas, Cheikh Diba, en las reuniones anuales del FMI en Washington.
Según el ministro, es necesaria una revisión tras una auditoría que reveló una deuda y un déficit presupuestario mayores que los inicialmente declarados. Por lo tanto, habrá que repensar el programa actual, con el objetivo de concluir un nuevo acuerdo con el FMI a más tardar en el primer trimestre de 2025.
Esta situación pone de relieve indicadores preocupantes para la economía senegalesa. De hecho, el déficit presupuestario asciende a más del 10% del PIB, casi el doble de la tasa inicialmente reportada del 5,5%. Además, la relación deuda/PIB a finales de 2023 supera el 80%, frente al 73% anunciado anteriormente.
Estas revelaciones tuvieron una serie de consecuencias inmediatas, incluida una rebaja de la calificación crediticia del país por parte de Moody’s, lo que colocó a Senegal en una categoría más especulativa, con el riesgo de una nueva rebaja en el horizonte. Los eurobonos senegaleses sufrieron un período de ventas masivas como reacción a estos acontecimientos.
El presidente Bassirou Diomaye Faye ha ordenado una auditoría detallada de los últimos cinco años de presidencia de Macky Sall, que ha revelado cifras alarmantes y desviaciones significativas con respecto a informes anteriores. Cabe señalar que los fondos ya asignados en el marco del programa de ayuda del FMI no requerirán reembolso, gracias al enfoque transparente adoptado por las autoridades senegalesas.
Además, el gobierno ha iniciado una revisión de los contratos en el sector de recursos naturales, particularmente en lo que respecta al sector de petróleo y gas. Esta medida llega en un momento crucial, cuando Senegal se prepara para convertirse en un importante productor de petróleo y gas.
Se espera que los proyectos de desarrollo de gas y petróleo, como el proyecto de GNL de 4.800 millones de dólares liderado por BP y Kosmos Energy, así como el desarrollo petrolero Sangomar operado por Woodside Energy, impulsen el crecimiento económico del país, con previsiones de crecimiento del 6% este año. y más del 10% en 2025.
En conclusión, la situación actual en Senegal pone de relieve la necesidad de una gestión financiera rigurosa y transparente para garantizar la estabilidad económica del país. Las reformas en curso y los proyectos de desarrollo en el sector de los recursos naturales podrían allanar el camino hacia un futuro económico más prometedor para Senegal, siempre que las lecciones aprendidas de los acontecimientos recientes se integren plenamente en la gestión financiera y presupuestaria del país.