Fatshimetrie, República Democrática del Congo, – La guerra en Ituri ha dejado profundas cicatrices, pero entre las ruinas emerge una apariencia de esperanza. Cientos de ex milicianos, tras años de violencia, han depuesto las armas y están intentando reintegrarse a la vida civil.
Entre ellos, Léonie Safari, de 20 años, pasó por un infierno. Excombatiente de CODECO, grupo armado activo en el conflicto de Ituri, se unió a la rebelión en 2020 tras la muerte de sus padres, en busca de venganza.
“Fue la dureza de la vida lo que me empujó a unirme. No necesitaba ir al monte, pero perdí a mis padres y la pobreza me empujó allí. Más tarde decidí abandonar la rebelión para promover la paz en nuestro país”, dice Léonie Safari, ex rebelde de CODECO.
En el pueblo de Dionga, estos ex milicianos, que alguna vez aterrorizaron a la población, ahora se dedican al desarrollo comunitario, ofreciendo un rayo de esperanza a una comunidad devastada.
“Dejé los brazos. Hoy estoy aquí en esta comunidad y desde que estoy aquí no ha habido trabajo. Lo que me ven haciendo es el primer trabajo que me dieron, trabajar en el camino para ganar una pequeña cantidad que nos ayudará, porque la vida se está volviendo cada vez más difícil”, dice Sumaili Irachani, ex miembro del CLPI.
Al menos seis grupos armados ya han depuesto las armas y han elegido el camino de la reintegración, pero dicen sentirse “abandonados por el gobierno”.
“Hay jóvenes congoleños que tienen ese espíritu patriótico, que lo han abandonado todo para emprender el camino de la verdad, la paz y la reconstrucción del país”, explica Pacard Luhavo, del programa PDDRC-S.
Desde 2021, Kivu del Norte e Ituri se encuentran en estado de sitio declarado por el presidente Félix Tshisekedi para combatir a los grupos armados. Tres años después, la paz sigue siendo difícil de alcanzar y la sociedad civil teme que se reanude la violencia.
La reintegración de los antiguos milicianos en Ituri representa un paso hacia la reconstrucción y la estabilidad en esta región desgarrada por años de violencia. Su compromiso con el desarrollo comunitario muestra que un futuro mejor es posible, a pesar de los desafíos que persisten. La comunidad internacional y el gobierno congoleño deben apoyar estos esfuerzos de integración para garantizar una paz duradera y promover el bienestar de todos los ciudadanos de la República Democrática del Congo.