En este año 2024, la región de Djugu, situada en la provincia de Ituri en la República Democrática del Congo, se enfrenta una vez más a una trágica situación provocada por el desbordamiento de las aguas del lago Alberto. Más de 900 viviendas quedaron inundadas, dejando a muchas familias sin hogar. Esta crisis humanitaria ha empujado a cientos de víctimas a buscar refugio en el sitio para desplazados de Nyamusasi en Tchomia, en busca desesperada de ayuda de emergencia.
Las consecuencias de la crecida del lago Alberto son devastadoras y afectan especialmente a los habitantes de los campamentos de pescadores de la región. Impulsadas por el viento, las aguas del lago penetraron en las casas de la ribera del río, provocando daños considerables. Las localidades de Joo y Gbi, en el grupo Losandrema de la jefatura de Bahema Norte, se vieron gravemente afectadas, con unas 900 casas destruidas y muchos bienes arrastrados por las aguas.
Ante esta catástrofe, las víctimas de Djugu piden ayuda y describen las precarias condiciones de vida en el lugar de desplazados de Nyamusasi. Obligados a pasar la noche en tiendas de campaña improvisadas, estos desplazados expresan su angustia y su urgente necesidad de alimentos y refugio. Se pide a las autoridades locales que intervengan rápidamente y acudan en ayuda de los afectados, que lo perdieron todo en esta catástrofe.
Es importante resaltar que estas inundaciones no son un fenómeno aislado, sino que forman parte de un contexto de aumento del nivel de agua en el lago Alberto que se prolonga durante aproximadamente dos años, afectando también a otros territorios como Mahagi e Irumu. Cientos de viviendas y aparejos de pesca ya han sido destruidos, dejando a comunidades enteras en apuros.
Esta tragedia nos recuerda la urgencia de actuar frente a las consecuencias del cambio climático, que se traducen en fenómenos meteorológicos extremos y desastres naturales cada vez más frecuentes. Es esencial que se tomen medidas para proteger a las poblaciones vulnerables y ayudarlas a hacer frente a los desafíos que plantean estos devastadores acontecimientos.
En este período difícil, la solidaridad y la ayuda mutua deben estar en el centro de las acciones emprendidas para apoyar a las víctimas de estas inundaciones y permitirles reconstruir. La comunidad internacional, las organizaciones humanitarias y las autoridades locales deben unirse para dar una respuesta adecuada a esta crisis humanitaria, proporcionando a los afectados la ayuda que necesitan desesperadamente para recuperarse.