Madagascar: hacia la neutralidad de carbono y más allá

Madagascar se suma a la exclusiva alianza “G-Zero” como país carbono neutral, destacando su compromiso con la neutralidad de carbono. A pesar de sus desafíos ecológicos, la isla encarna el delicado equilibrio entre el crecimiento económico y la preservación del medio ambiente. La participación de Madagascar en la alianza demuestra su determinación de proteger su medio ambiente, pero los desafíos persistentes requieren un mayor apoyo financiero para mantener sus esfuerzos de protección ambiental.
En el siempre cambiante panorama ambiental global, Madagascar recientemente dio un paso audaz al unirse a una alianza exclusiva y prestigiosa junto con Surinam, Panamá y Bután. Esta coalición llamada “G-Zero” reúne a países neutrales o negativos en carbono, un estatus poco común y muy apreciado en un mundo que enfrenta los desafíos del cambio climático.

El 12 de noviembre de 2024 en Bakú, Madagascar afirmó su compromiso con la neutralidad de carbono simbolizando su lugar entre estas naciones pioneras. Con una de las huellas de carbono per cápita más bajas del mundo y una capacidad natural para absorber más CO2 del que emite, la isla de Madagascar siempre ha sido un valioso sumidero de carbono para el planeta.

El ministro malgache de Medio Ambiente, Max Fontaine, subrayó la importancia de este estatuto para Madagascar y abogó por una compensación financiera justa para apoyar los esfuerzos del país. Destacó la necesidad de encontrar soluciones justas y eficaces para preservar este papel esencial de Madagascar como sumidero de carbono.

Sin embargo, a pesar de sus compromisos y su estatus privilegiado, Madagascar enfrenta desafíos apremiantes. La deforestación incontrolada, los incendios devastadores y el desarrollo económico industrial amenazan la biodiversidad de la isla y ponen en duda su capacidad para mantener su equilibrio ecológico.

Max Fontaine recordó que el desarrollo sostenible de Madagascar no puede lograrse en detrimento del bienestar de su población. Destacó la necesidad de conciliar el crecimiento económico y la preservación del medio ambiente para garantizar el futuro de la isla y de sus habitantes.

Si bien Madagascar participa plenamente en el escenario climático internacional, persisten desafíos persistentes a nivel nacional. El limitado presupuesto asignado al Ministerio de Medio Ambiente contrasta con las ambiciones verdes del país, destacando la necesidad de un mayor apoyo financiero y logístico para mantener los esfuerzos de protección ambiental.

En última instancia, Madagascar encarna tanto la esperanza como los desafíos que enfrentan los países comprometidos con la neutralidad de carbono. Su participación en la alianza “G-Zero” es una fuerte señal de su determinación de proteger su medio ambiente y desempeñar un papel activo en la lucha contra el cambio climático. Queda por movilizar los recursos y las acciones necesarias para transformar este compromiso en acciones concretas y sostenibles.

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