Fatshimetrie, una ruta urbana marcada por una degradación preocupante, constituye un verdadero desafío para los habitantes de Kinshasa. De hecho, la Avenue Libération, antiguamente conocida como 24 de Novembre, se encuentra actualmente en un avanzado estado de deterioro, provocando importantes disfunciones en la vida cotidiana de sus residentes.
En esta vía, que se extiende desde la parada de Landu hasta la rotonda de Mollaert, la presencia de lodos mezclados con basura diversa, abandonados por comerciantes y transeúntes con poca preocupación por el medio ambiente, crea importantes obstáculos. Los atolladeros así formados, oscuros y malolientes, despiertan un descontento general, especialmente acentuado durante la temporada de lluvias.
En el centro de esta desconcertante realidad, los ciudadanos expresan su consternación por el abandono de esta emblemática carretera. Un residente lamenta amargamente la falta de iniciativa de las autoridades para realizar obras beneficiosas: “El deterioro de esta carretera continúa y hasta la fecha no ha aparecido ninguna señal concreta de renovación. Los autobuses y las motos evitan esta ruta para evitar molestias”.
A pesar de las vanas expectativas, los montones de arena y grava arrojados aquí y allá sugieren una posible rehabilitación, pero aún se esperan resultados concretos. Esta inercia administrativa empuja a los residentes a expresar su desesperación: “Las alcantarillas están bloqueadas, la franja peatonal está ocupada por vendedores de verduras. Este camino se ha vuelto intransitable”.
Las repercusiones de esta negligencia son múltiples e impactan directamente en la movilidad de usuarios como los motociclistas que prefieren tomar rutas tortuosas a través de la comuna de Bumbu para evitar obstáculos, extendiendo así la duración y el costo de sus viajes.
Ante esta alarmante situación, los intentos de contactar con los servicios provinciales encargados de las carreteras siguen siendo en vano, lo que añade una capa adicional de frustración a los residentes que buscan mejoras.
En definitiva, la Avenue Libération, escenario de un deterioro creciente, simboliza las disfunciones de un sistema que lucha por satisfacer las necesidades más básicas de la población. Es urgente que las autoridades competentes tengan en cuenta estas cuestiones para restablecer la funcionalidad vital de este eje viario esencial para la vida cotidiana de los habitantes de Kinshasa.