En una reciente operación controvertida, las fuerzas especiales israelíes allanaron un hospital en el norte de Cisjordania ocupada para arrestar a un presunto militante palestino. Disfrazados de civiles, los agentes capturaron al hombre, Ayman Ghanam, días después de que fuera herido en un ataque aéreo israelí que mató a dos miembros de Hamás.
Según un responsable del hospital de Nablus, una veintena de fuerzas especiales israelíes vestidas de civil se presentaron en el establecimiento, disfrazadas de diversos modos, como trajes de médicos y enfermeras, e incluso ropas de mujer palestina. La operación, que duró menos de seis minutos, se llevó a cabo con precisión quirúrgica, desde la intrusión hasta la retirada y la salida.
Los testigos filmaron la escena, mostrando a un agente israelí con una bata blanca empujando al sospechoso fuera del hospital de Nablus en una silla de ruedas antes de subirlo a una camioneta sin identificación. El ejército israelí defendió la acción, diciendo que fue en respuesta a un intento de eliminar al militante y que las fuerzas de seguridad actuaron precisamente para detenerlo.
Esta incursión en el hospital provocó fuertes reacciones. El Comité Internacional de la Cruz Roja ha subrayado que el derecho internacional prohíbe la perfidia, que incluye, en particular, hacerse pasar por un civil o un no combatiente para engañar al adversario. El Ministerio de Salud palestino denunció la operación como una flagrante violación de las leyes y convenios internacionales que garantizan la protección de los centros de tratamiento y de los pacientes.
Esta no es la primera vez que ocurre una situación así. El pasado mes de enero, fuerzas especiales israelíes, disfrazadas de civiles y personal médico, entraron en el hospital Ibn Sina de la localidad de Jenin, en la Cisjordania ocupada, provocando la muerte de tres palestinos.
Esta serie de incidentes pone de relieve las tensiones actuales en la región y subraya la urgencia de encontrar soluciones pacíficas a los conflictos que están afectando a los civiles y las instalaciones médicas. Es imperativo que todas las partes respeten el derecho internacional humanitario para garantizar la protección de vidas humanas, incluso en el contexto de un conflicto armado.
En última instancia, estos acontecimientos nos recuerdan la importancia crítica de la seguridad y el respeto de las normas internacionales en situaciones de conflicto. Es fundamental que los actores involucrados actúen con responsabilidad e implementen medidas que preserven la vida y la dignidad de las personas, independientemente de su afiliación política. Sólo un enfoque basado en el respeto de los derechos humanos y el diálogo puede conducir a una paz y seguridad duraderas para todos los habitantes de la región.