La situación en la región de Djugu en Ituri es alarmante y requiere acciones concretas por parte de las autoridades para poner fin a las atrocidades perpetradas por la milicia CODECO. La comunidad ENTE, en representación de la comunidad Hema, pide al Gobierno que actúe para imponer la paz en esta parte del territorio.
Durante más de una década, los habitantes de Djugu y sus alrededores viven aterrorizados, enfrentados a la violencia incesante de las milicias CODECO. Las familias están desconsoladas, las personas desplazadas y los refugiados se ven obligados a huir de sus hogares, dejando atrás vidas destrozadas y un profundo trauma.
En una conmovedora declaración a la prensa en Bunia, el presidente de la comunidad ENTE, Angaika Baba, lanzó un llamamiento urgente a las autoridades del país para que adopten medidas urgentes para poner fin a esta espiral de violencia. Según él, es hora de usar la fuerza para hacer entrar en razón a las milicias de CODECO, porque es el único lenguaje que parecen entender.
Angaika Baba también pide a la comunidad internacional, en particular a la MONUSCO y a las agencias de las Naciones Unidas, que intervengan para proteger a la comunidad hema y evitar su exterminio. Pide el reconocimiento oficial del genocidio del que es víctima su pueblo, un reconocimiento que podría allanar el camino para una justicia real para las víctimas y el establecimiento de medidas de protección adecuadas.
Acontecimientos recientes, como el asesinato de tres civiles en Djugu, demuestran la urgencia de tomar medidas inmediatas. Es hora de que la comunidad internacional se movilice para poner fin a estos crímenes atroces y garantizar la seguridad de las poblaciones civiles en esta región devastada.
Es fundamental que las autoridades congoleñas asuman sus responsabilidades y actúen con determinación para restablecer la paz y la seguridad en la región de Djugu. La comunidad ENTE, como dignos representantes del pueblo hema, merece vivir con dignidad y serenidad, lejos de la violencia y el drama que han marcado su vida cotidiana durante demasiado tiempo. La paz es un derecho inalienable y es hora de recordarlo con fuerza y convicción.