La tragedia silenciosa de El-Fasher: necesidad urgente de acción humanitaria inmediata


En un contexto de violencia y conflictos persistentes en Sudán, la situación en El-Fasher, capital de Darfur del Norte, es más que preocupante. Informes recientes de las Naciones Unidas informan de una violencia sin precedentes, con un saldo trágico de 780 civiles muertos y más de mil heridos. Estas cifras demuestran la magnitud del sufrimiento que sufre la población local, atrapada en un asedio impuesto por los paramilitares desde mayo de 2024.

En la raíz de esta tragedia están las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), dirigidas por el general Mohammed Hamdan Dagalo, jefe adjunto del consejo militar. Estas fuerzas paramilitares sumieron a El-Fasher en un caos mortal, atacando indiscriminadamente tanto instalaciones médicas como zonas residenciales. Los intensos bombardeos contra el hospital principal de la ciudad, el centro de la ciudad y un campo de desplazados han cobrado un precio humano desgarrador.

Ante estas atrocidades, la comunidad internacional, a través del Consejo de Seguridad de la ONU, adoptó una resolución exigiendo el fin del asedio de El-Fasher. La gravedad de la situación se ve subrayada por los múltiples ataques contra civiles indefensos, que empeoran una crisis humanitaria ya crítica.

Las fuerzas presentes, ya sea el ejército regular o las RSF, son responsables de violaciones masivas de derechos humanos. Los testimonios recogidos hablan de bombardeos indiscriminados en zonas densamente pobladas, agravando la terrible experiencia de los habitantes, ya sometidos a meses de feroces combates.

El reciente ataque a una oficina del Programa Mundial de Alimentos en Yabus, estado del Nilo Azul, dejó su huella al costar la vida a tres trabajadores humanitarios. Estos héroes, comprometidos en la lucha contra el hambre en la región, pagaron con sus vidas su dedicación a salvar a poblaciones hambrientas y desesperadas.

En el centro de este drama, El-Fasher encarna el escenario de una lucha de poder entre los generales Dagalo y al-Burhan, que tiene repercusiones desastrosas para la población civil. Los incesantes combates han provocado desplazamientos masivos de población, con consecuencias humanitarias de gran alcance.

Ante esta tragedia interminable, es imperativo que la comunidad internacional adopte medidas concretas para poner fin a esta espiral de violencia y tragedia humanitaria. La urgencia es proteger a los civiles y garantizar el acceso a la ayuda humanitaria en las zonas más afectadas.

En conclusión, la situación en El-Fasher en Sudán es un grito de angustia que exige una acción decidida y coordinada para poner fin al sufrimiento de las poblaciones atrapadas en conflictos destructivos. Es hora de actuar para restaurar la paz y la seguridad en esta región devastada por la guerra.

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