Fatshimetrie parece estar entrando en un nuevo territorio mediático revuelto. Las noticias se han calentado con las recientes declaraciones del presidente electo Donald Trump sobre una expansión territorial estadounidense que rivalizaría con acontecimientos históricos como la compra de Luisiana o la adquisición de Alaska a Rusia. Trump ha lanzado provocaciones hacia Canadá al sugerir que el país sea absorbido por el 51º Estado americano. También amenazó con apoderarse del Canal de Panamá, controlado durante un cuarto de siglo por Centroamérica. Además, volvió a mencionar su deseo de adquirir Groenlandia, territorio danés en el que tiene puesta la mira desde hace tiempo.
La línea entre propuestas políticas serias y comentarios destinados a atraer la atención de los medios o galvanizar a su base no siempre es clara para Trump. A veces sus provocaciones parecen ser las primeras andanadas en sus intentos de negociación.
En declaraciones recientes, Trump se ha referido a la propiedad de Groenlandia como una «necesidad absoluta» para la seguridad nacional y la libertad en todo el mundo. Su presión para apoderarse del Canal de Panamá, que ha descrito como un «activo nacional vital» a pesar de estar controlado por Panamá durante décadas, refleja una agenda nacionalista que Trump a menudo describe como «Estados Unidos primero que nada».
Hablando en Arizona este fin de semana, Trump también reiteró su intención de designar a los cárteles de la droga como organizaciones terroristas extranjeras, una medida que podría conducir al uso de la fuerza militar en suelo mexicano. Las amenazas de bombardear laboratorios de fentanilo y enviar fuerzas especiales para eliminar a los líderes de los cárteles podrían violar la soberanía de México y alterar las relaciones con el mayor socio comercial de Estados Unidos.
El equipo de transición de Trump no ha aclarado si estas declaraciones recientes reflejan verdaderas ambiciones u otras motivaciones, sino que señalan sus recientes comentarios y publicaciones en las redes sociales.
Aunque algunas personas cercanas a la transición de Trump no pudieron identificar el origen de su repentino interés en las actividades en curso en el Canal de Panamá, un asesor señaló que Trump apoya regularmente causas que le presentan personas que van desde sus viejos amigos hasta nuevos conocidos si animarlo. Desde que ganó las elecciones el mes pasado, Trump ha pasado la mayor parte de sus días entreteniendo a aliados cercanos, magnates empresariales, donantes y jefes de estado en su propiedad de Palm Beach.
En sus comentarios en Fox Business, el representante republicano de Florida Carlos Giménez dijo que toma a Trump en serio, aunque sus comentarios puedan parecer extravagantes. Según Giménez, amenazar a Panamá es una amenaza legítima a este país.
El presidente de Panamá, José Raúl Mulino, respondió con firmeza a las declaraciones de Trump afirmando que la propiedad del canal no era negociable. Construido a principios del siglo XX, el canal fue operado por Estados Unidos hasta 1999, cuando fue entregado íntegramente a Panamá en virtud de un tratado firmado por el presidente Jimmy Carter dos décadas antes, que garantizaba el uso estadounidense del canal a perpetuidad.
A pesar de esta fuerte respuesta del presidente panameño, Trump y sus seguidores parecen decididos, respondiendo a las críticas con memes e imágenes en las redes sociales que refuerzan su causa.
Por lo tanto, el clima es tenso y las consecuencias de tales declaraciones podrían tener un impacto significativo en las relaciones internacionales y la geopolítica global. Es fundamental seguir de cerca la evolución de esta situación y analizar detenidamente las verdaderas intenciones detrás de estos sorprendentes anuncios del futuro presidente estadounidense.