El reciente ataque de pandillas al Hospital General de Haití dejó una huella sangrienta en la comunidad periodística y puso de relieve la creciente violencia que azota al país. Esta tragedia fue un claro recordatorio de los peligros que enfrentan los periodistas cuando intentan cubrir acontecimientos delicados en zonas de conflicto.
Según testimonios recogidos in situ, periodistas heridos, vestidos con ropas ensangrentadas, esperaban ayuda en el suelo del hospital de Puerto Príncipe, tras el ataque de Nochebuena. El fotógrafo local Jean Feguens Regala, presente en el lugar, relató el infierno que vivió durante este ataque mortal que costó la vida a dos periodistas e hirió a varios más.
Las pandillas que forzaron el cierre del Hospital General a principios de este año habían prometido reabrirlo para Navidad. Los periodistas presentes para cubrir el evento fueron atacados por presuntos miembros de pandillas, lo que provocó un enfrentamiento violento. Esta tragedia se produce en un contexto de violencia generalizada en Haití, marcada por ataques coordinados de pandillas contra prisiones, comisarías y el aeropuerto internacional.
Regala describió los momentos de terror que vivieron cuando escucharon disparos cerca del hospital. A pesar de la presencia de un vehículo policial blindado, los periodistas no estaban preparados para ser atacados de esta manera. La situación rápidamente se convirtió en una pesadilla, dejando a los periodistas gravemente heridos en el suelo del hospital, dos de los cuales perdieron la vida en el brutal asalto.
Medios locales informaron que Johnson «Izo» André, un influyente líder de una pandilla en Haití, se atribuyó el ataque a través de las redes sociales, destacando la crueldad de estos actos de violencia. Las desgarradoras fotografías tomadas por Regala ilustran las devastadoras consecuencias de este ataque, con víctimas tendidas en el suelo, ensangrentadas y en estado crítico.
Este incidente fue calificado de «una escena macabra comparable al terrorismo puro y simple» por la Asociación de Periodistas de Haití, que lamentó la pérdida de dos reporteros y un policía, así como las heridas de otros siete periodistas. El gobierno también condenó enérgicamente el ataque y destacó que no tolerará ataques de este tipo contra instituciones dedicadas a la salud y la vida.
La violencia de las pandillas ha sumido en el caos el sistema de salud de Haití, con saqueos, incendios provocados y la destrucción de instalaciones médicas y farmacias en la capital. Esta ola de violencia provocó una afluencia masiva de pacientes y una escasez de recursos para tratarlos, poniendo en peligro la vida de muchos haitianos..
En resumen, este ataque al Hospital General de Haití puso de relieve la fragilidad de la situación de seguridad en el país y la vulnerabilidad de los profesionales de los medios de comunicación que arriesgan sus vidas para informar al público. Las autoridades haitianas deben tomar medidas urgentes para poner fin a esta espiral de violencia y proteger a la población y a los periodistas que trabajan con valentía para dar testimonio de la realidad sobre el terreno.