**Fuga masiva de la prisión de Machava, un eco de la violencia postelectoral en Mozambique**
La conmoción provocada por la espectacular fuga de más de 1.500 reclusos de la prisión de Machava en Mozambique el 25 de diciembre resuena como una sinfonía de violencia que sacude al país en este turbulento período postelectoral. Este acontecimiento de magnitud sin precedentes se produce en un contexto de tensiones intensificadas, marcado por la violencia que estalló tras la confirmación de la victoria electoral de Daniel Chapo por parte del Consejo Constitucional.
El jefe de policía, Bernardino Rafael, confirmó que 1.534 presos se han fugado y hasta el momento sólo 150 han sido recapturados. Esta fuga degeneró en violentos enfrentamientos entre los prófugos, el personal penitenciario y la policía, que provocaron la muerte de 33 personas y 15 heridos. Las impactantes imágenes de la multitud que escapa de la prisión, algunos armados con municiones robadas a los guardias, dan testimonio del caos que reinó durante este incidente.
La prisión de Machava alberga a reclusos de alto riesgo, incluidos yihadistas vinculados a grupos armados en Cabo Delgado. Al menos 30 yihadistas se encuentran entre los fugitivos, incluido uno clasificado como «extremadamente peligroso», lo que genera preocupaciones de seguridad.
Los disturbios relacionados con las elecciones ya se han cobrado la vida de 248 personas en los últimos dos meses, según la ONG Plataforma Decide. Este aumento de la violencia no hace más que reforzar el clima de desconfianza e inestabilidad política que prevalece en el país.
La crisis actual también pone de relieve las tensiones regionales. Mientras que el partido gobernante de Sudáfrica, el ANC, felicitó a Daniel Chapo por su victoria electoral, Estados Unidos ha expresado su preocupación por la falta de transparencia en las elecciones de Mozambique. Los observadores han criticado la respuesta relativamente mesurada de Sudáfrica al empeoramiento de la situación en Mozambique.
La fuga masiva de la prisión de Machava constituye un capítulo triste en la caótica historia que atraviesa actualmente Mozambique. Este incidente, que pone de relieve las fallas del sistema penitenciario y la fragilidad del Estado de derecho, plantea cuestiones cruciales sobre la seguridad nacional y la estabilidad política del país. Mientras Mozambique intenta curar sus heridas y recuperarse de esta terrible experiencia, cabe esperar que las autoridades aprendan las lecciones de esta tragedia para prevenir mejor nuevas crisis en el futuro.