Manifestaciones proeuropeas en Tbilisi: Georgia en busca de justicia y democracia


Las calles de Tiflis, capital de Georgia, vibran al ritmo de manifestaciones proeuropeas. Se ha vuelto a formar una marea humana, decidida a expresar su descontento con el gobierno de turno. Miles de manifestantes se reunieron el sábado 28 de diciembre para una demostración de fuerza pacífica pero decidida.

En el centro de esta movilización, una cadena humana se extendía a lo largo del río, simbolizando la unidad y firmeza de las voces que exigían un cambio. Entre ellas ondeaban banderas georgianas y europeas, lo que demuestra el deseo de los manifestantes de que su país esté más anclado en los valores de la Unión Europea.

Las demandas de los manifestantes son claras: la liberación de los presos políticos, justicia electoral y la celebración de nuevas elecciones legislativas. La protesta se hace eco de los resultados de las disputadas elecciones de octubre, en las que ganó el partido gobernante Sueño Georgiano en medio de acusaciones de irregularidades por parte de la oposición.

La controvertida decisión de retrasar los esfuerzos de integración de la UE hasta 2028 ha aumentado las tensiones y ha inflamado el descontento popular, lo que ha provocado semanas de protestas y enfrentamientos con las fuerzas del orden.

En vísperas de la toma de posesión del nuevo presidente Mikheïl Kavelashvili, nombrado por el Sueño Georgiano y conocido por sus posiciones ultraconservadoras, el clima sigue siendo tenso. La presidencia, aunque dotada de poderes limitados en Georgia, es una cuestión simbólica y política importante en un país plagado de profundos desacuerdos sobre el camino a seguir.

Salomé Zourabichvili, actual ocupante del cargo, se niega a ceder su mandato sin garantías de unas elecciones justas y transparentes. Su apoyo a los manifestantes y su compromiso con ellos durante la cadena humana en Tbilisi subrayan la intensidad de la crisis política que sacude al país.

Las divisiones entre quienes están en el poder y la oposición parecen inextricables, y cada bando acusa al otro de maniobras fraudulentas y deseo de desestabilización. En este clima de desconfianza e incertidumbre, la población georgiana se está movilizando para hacer oír su voz y afirmar su deseo de transparencia y democracia.

A pesar de los desafíos que enfrenta Georgia, sigue habiendo esperanzas de que el diálogo y la búsqueda de soluciones concertadas puedan allanar el camino para una salida pacífica de la crisis que respete las aspiraciones legítimas del pueblo georgiano.

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