Siria: Hacia una paz frágil entre la desconfianza y la esperanza en la lucha contra el legado de Assad

### La sinergia del caos: Siria entre la esperanza y la violencia

Siria, después de años de guerra, se encuentra en una encrucijada delicada. El ascenso del grupo islamista Hayat Tahrir al-Sham (HTS) en Homs plantea cuestiones cruciales sobre el futuro inmediato del país y la naturaleza de las nuevas autoridades. Si estas fuerzas intentan afirmarse mediante la represión de los ex leales a Assad, la fragilidad de su régimen sugiere amenazas potenciales de violencia persistente.

El esfuerzo por desarmar a los combatientes, aunque relacionado con la búsqueda de la paz, parece más bien un mecanismo de control. En un clima plagado de desconfianza, convencer a los actores armados de que depongan las armas podría resultar una tarea hercúlea. Al mismo tiempo, la emergencia humanitaria se está intensificando y millones de sirios se encuentran en dificultades, lo que requiere una respuesta coordinada para evitar una escalada de la desesperación y la violencia.

Este capítulo actual de Siria no se trata sólo de política, sino de una ardua búsqueda de reconciliación y justicia. Es imperativo que las nuevas autoridades aprendan de los errores del pasado para construir un futuro sostenible, lejos de los ciclos de conflicto que tanto han devastado a la nación. En resumen, la resolución de la crisis siria dependerá de la capacidad de los actores involucrados para transformar la desconfianza en cooperación y la preocupación en esperanza.
### El ascenso de nuevas autoridades en Siria: ¿un nuevo capítulo o un ciclo ininterrumpido de violencia?

La desestabilización del régimen de Bashar al-Assad en Siria ha abierto un capítulo intrigante y complejo en la dinámica de poder del país. Recientemente, las fuerzas de seguridad bajo las nuevas autoridades, encabezadas principalmente por el grupo islamista Hayat Tahrir al-Sham (HTS), han intensificado sus operaciones en Homs, una ciudad ya golpeada por años de conflicto. Esta dinámica plantea interrogantes no sólo sobre el futuro político inmediato de Siria, sino también sobre la naturaleza misma de la gobernanza que emerge en este contexto caótico.

#### La fragilidad de un nuevo régimen

El rápido ascenso al poder del HTS y de las autoridades que lo acompañaron tras la caída de Assad subraya la fragilidad de cualquier nuevo orden establecido. En las calles de Homs, las fuerzas de seguridad han llevado a cabo arrestos selectivos de ex funcionarios de seguridad leales a Assad, lo que refleja una necesidad apremiante de establecer legitimidad a través de la represión. Sin embargo, este modus operandi plantea varias preguntas: ¿la transición hacia un nuevo gobierno estará marcada por la misma violencia sistémica que caracterizó al régimen de Assad, o será complementada por un deseo real de construir una sociedad más justa?

Se puede establecer un paralelo con otros movimientos revolucionarios en todo el mundo, donde el derrocamiento de un tirano a menudo ha sido seguido por luchas internas por el poder. Tomemos el ejemplo de Libia, donde, tras la caída de Gadafi, el país se hundió en un caos aún más profundo con la fragmentación de facciones rivales.

#### El llamado al desarme: un gran desafío

La iniciativa de las nuevas autoridades de crear centros para el desarme de ex soldados y militantes podría verse como un paso hacia la paz. Sin embargo, parece que este enfoque es más una cuestión de control que de apaciguamiento. En un contexto en el que la desconfianza es omnipresente entre la población, persuadir a los excombatientes para que entreguen sus armas sigue siendo un desafío colosal. Según informes de ONG, la mayoría de los grupos armados, incluso una vez derrotados, a menudo continúan operando en las sombras, alimentando la inseguridad y la violencia.

De hecho, elaborar un marco de desarme eficaz requiere no sólo liderazgo, sino también una acción concertada para restaurar la confianza pública en las nuevas autoridades. La adopción de políticas de integración y reconciliación podría ayudar a transformar a antiguos adversarios en participantes constructivos en este nuevo párrafo de la historia siria.

#### ¿Una nueva guerra?

Las tensiones que actualmente cristalizan en Homs también pueden verse como un microcosmos de los enfrentamientos más amplios que podrían surgir si persiste este clima de desconfianza.. Con la historia reciente de Medio Oriente como telón de fondo, la implementación de una gobernanza basada en la represión podría en última instancia cristalizar un ciclo de violencia similar al que ha experimentado Siria durante la última década.

No establecer un marco legal y equitativo podría exacerbar la resistencia de los restantes leales a Assad, provocando conflictos internos que perpetuarían la inestabilidad. Una analogía adecuada serían los años poscoloniales, cuando muchos estados no lograron construir instituciones estables después de la descolonización y se sumergieron en guerras civiles prolongadas.

#### El desafío humanitario

Más allá de la dinámica de seguridad, la situación humanitaria sigue siendo crítica. Millones de sirios siguen viviendo en condiciones desesperadas, marcados por profundas heridas tanto físicas como emocionales. La necesidad de que las nuevas autoridades respondan a las necesidades básicas de la población está resultando crucial. Se deben intensificar los esfuerzos para brindar acceso a la atención médica, la educación y soluciones económicas sostenibles para garantizar la estabilidad a largo plazo.

Además, la participación de organizaciones no gubernamentales e internacionales en la asistencia humanitaria no sólo podría proporcionar un respiro inmediato, sino también crear puentes entre las diferentes facciones, fomentando un clima de cooperación.

### Conclusión

La situación actual en Homs no hace más que reforzar la idea de que, incluso después de la caída de un régimen autoritario, el establecimiento de un nuevo orden no es un fin en sí mismo, sino más bien el comienzo de un viaje sembrado de obstáculos. La secuencia de los acontecimientos actuales bien podría determinar si Siria avanza hacia un futuro mejor o si está condenada a revivir los ciclos de violencia que la asolaron durante años. Sería ilusorio pensar que el simple derrocamiento de un régimen puede generar un cambio duradero sin una estructura institucional sólida y un compromiso sincero con la reconciliación y la justicia. Por tanto, el desafío para las nuevas autoridades es aprender de los errores del pasado para no repetir la historia.

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