** Sombras de Lagos: cuando la Fuerza Aérea confronta a la oscuridad eléctrica **
El 6 de marzo, tuvo lugar una escena inusual en el distrito de Ikeja, en Lagos, que marcó un nuevo capítulo en relaciones tumultuosas entre el ejército nigeriano y los proveedores de servicios públicos. Una docena de soldados de la Fuerza Aérea, en busca de electricidad para su base, invadieron las instalaciones de la compañía Ikeja Electric, ignorando la legalidad pero afirmando una prioridad indiscutible, que del mantenimiento de su infraestructura, en el control de la apagón prolongado.
Más allá del acto bruto de intimidación y violencia, este incidente plantea preguntas fundamentales sobre la gestión de los servicios públicos en Nigeria y más particularmente sobre la responsabilidad del estado de mantener el orden y los servicios, tanto civiles como militares. ¿Por qué tal escalada de ira? Las motivaciones de los militares, aunque comprensibles en un contexto de servicio esencial, no deben eclipsar los problemas sistémicos que desafían a la sociedad nigeriana.
### Un contexto de energía crítica
Para comprender la naturaleza explosiva de esta situación, es imperativo sumergirse en el estado del suministro de electricidad en Nigeria. El país sufre de insuficiencia crónica en el suministro eléctrico, el fruto de la infraestructura en ruinas y la gestión impredecible de los recursos. Con casi 180 millones de habitantes y una economía creciente, la falta de acceso a electricidad confiable causa repercusiones no solo en los sectores comerciales, sino también en servicios públicos como la salud y la educación.
Según el Banco Mundial, Nigeria tiene una de las tasas más bajas de acceso a la electricidad en el mundo, con casi el 45 % de su población viviendo sin acceso regular a la corriente. Las consecuencias son desastrosas: las empresas están luchando por funcionar, las escuelas y los hospitales están paralizados, y los hogares sufren una vida diaria bajo el signo de incertidumbre. En este contexto, la Base Aérea de Ikeja, que depende de la compañía eléctrica de Ikeja, siente frustración, acentuada por la amenaza tangible planteada por la electricidad recortada en equipos sensibles y operaciones militares.
### Debacle financiera: una pasiva esclarecedora
La participación de los no pagados, mencionados por Ikeja Electric, también merece ser subrayado. Alternativamente, la Fuerza Aérea Nigeria acumula una deuda colosal de casi 2 mil millones de euros, un reflejo de la gestión deficiente no solo de la infraestructura energética, sino también de los recursos presupuestarios del estado. En comparación, otros estados que enfrentan situaciones similares han optado por la transparencia en las relaciones con sus proveedores de electricidad, transformando las disputas comerciales en soluciones colaborativas en lugar de conflictos.
Las crecientes tensiones entre los empleados de Ikeja Electric y los soldados, a menudo calificados como acoso, sugieren un clima de impunidad que siembra la discordia en el suelo. Podríamos dibujar el paralelo con otros países del África subsahariana que han logrado establecer asociaciones público-privadas más funcionales, donde los actores privados se integran constructivamente en el gobierno de la electricidad. El ejemplo de Kenia con su programa de preparación podría ser un modelo a tener en cuenta para reducir este círculo vicioso de deudas y recortes de servicios no remunerados.
### Reflexión sobre la responsabilidad social de las instituciones
El incidente de Ikeja también nos invita a reflexionar sobre la responsabilidad social de las instituciones militares. El ejército, como entidad de protección de territorio y sus ciudadanos, debe ilustrar la ejemplaridad. Sin embargo, aquí, parece haberse hundido en la violencia para obtener lo que debería haber sido un derecho inalienable: el acceso a la electricidad. La promesa de reunión y sanciones formuladas por el Ejército podría ser solo una declaración vacía si no está acompañada de una reflexión real sobre la forma en que las instituciones pueden dialogar pacíficamente con las entidades civiles.
### a una solución duradera
El camino que se abre frente a esta crisis no solo reside en la respuesta a la inestabilidad a corto plazo. Es crucial que el gobierno nigeriano considere esta incursión militar como una señal de alarma. El país debe revitalizar su enfoque para resolver los problemas de la electricidad de manera sostenible, al involucrar a todos los actores, incluido el Ejército, en un reflejo colectivo de un futuro energético basado en la innovación.
Para concluir, el incidente de Ikeja, más allá de la superficie de un altercado simple, revela las fracturas sistemáticas de una sociedad en busca de la luz. La llamada para restaurar la electricidad va más allá de las paredes de una base militar; Resuena como una demanda fundamental de soluciones energéticas viables y de gobernanza que concilia el estado y sus ciudadanos en una comunión de intereses.