### Kinshasa: La ansiedad de la sed en el corazón del Tshangu
Desde el 4 de abril de 2025, el Tshangu, uno de los distritos populares de Kinshasa, ha sido el escenario de una crisis del agua sin precedentes. Las semanas de sequía combinadas con tormentas eléctricas fuertes han exacerbado las condiciones de vida ya precarias de los habitantes, especialmente en los municipios de N’djili, Masina y Kimbanseke. Este fenómeno no es solo un simple incidente local, sino que es parte de un contexto más amplio de gestión de recursos naturales en la República Democrática del Congo, donde el agua, aunque el abuso en teoría, representa un gran desafío para millones de congoleños.
#### Una realidad trágica y consecuencias múltiples
En Kinshasa, la escasez de agua potable influye en todos los aspectos de la vida diaria. La búsqueda frenética de un líquido vital transforma los rituales de higiene y salud en pruebas reales de resistencia. Las mujeres y los niños son los más afectados, y se encuentran cubriendo distancias considerables para llenar sus latas. En un país donde el acceso al agua potable ya es un privilegio para muchos, la situación actual aún más limita las oportunidades de cuidado humano, educación y dignidad.
Más allá de los inconvenientes diarios, esta crisis plantea preguntas sobre la política de gestión de recursos hídricos en la RDC. A pesar de la riqueza del agua en la región, la distribución desigual de la infraestructura fomenta la reflexión sobre la capacidad del gobierno para satisfacer las necesidades de su población. En 2023, solo el 36% de la población urbana tenía acceso a mejorar el agua potable, según datos de la Organización Mundial de la Salud. La tendencia actual podría exacerbar este problema ya alarmante.
### Una respuesta inadecuada: urgencia frente a la inacción
Mientras que la voz de los habitantes del Tshangu se eleva en un grito de alerta, la respuesta de las autoridades parece estar retrasado. Las llamadas para una intervención rápida están aumentando, pero las medidas concretas tardan en configurar. Estadísticas recientes señalan que la tasa de improvisación en la gestión de las crisis de recursos naturales alcanza el 58% en la RDC, dejando así una gran parte a la depósito que contribuye a desastres como los experimentados por los habitantes de Tshangu.
Los actores de la sociedad civil comienzan a surgir, suplicando al gobierno que finalmente tome medidas duraderas. La participación de socios extranjeros y ONG podría ser esencial para ayudar a las comunidades en apuros, pero esto requiere una coordinación efectiva y una voluntad política para tomar decisiones difíciles.
#### Desafíos interconectados: inundaciones y escasez
Los eventos recientes exacerban una situación ya tensa. Las fuertes lluvias de este fin de semana también causaron inundaciones que afectan a los mismos distritos y agravan la precariedad de los habitantes.. La infraestructura de drenaje a menudo es inexistente en estas áreas, lo que hace que la vida sea aún más complicada. Las inundaciones conducen al desarrollo de enfermedades del agua como el cólera, lo que hace que el acceso al agua potable sea aún más crucial.
Un aspecto comparativo con otras ciudades africanas importantes, como Nairobi o Abidjan, muestra que la gestión proactiva de los recursos hídricos puede marcar la diferencia. Las estrategias de reforestación, los sistemas de tratamiento de aguas residuales y las iniciativas de la comunidad han mejorado el acceso al agua en regiones en dificultades similares. La RDC podría aprender de estos ejemplos exitosos, pero esto requiere un compromiso real a largo plazo para modernizar y extender la infraestructura.
### hacia una conciencia colectiva
La crisis del agua que ataca a Tshangu debería alentar a la sociedad congoleña a pensar profundamente sobre cómo puede redefinir su relación con el agua, no solo como un recurso, sino también como un elemento fundamental de la salud pública y la dignidad humana. Las poblaciones afectadas deben verse no solo como víctimas pasivas, sino como actores dinámicos de cambio.
Un nuevo paradigma de participación comunitaria podría llevar a los líderes de Tshangu a participar en diálogos con el gobierno sobre prioridades locales. Las empresas privadas también podrían contribuir a la solución, invirtiendo en tecnologías de purificación de agua o sistemas de recolección de agua de lluvia.
#### Conclusión
La situación actual de Tshangu no es solo una crisis del agua: es un llamado a la solidaridad, la responsabilidad y el compromiso colectivo para un futuro donde el agua ya no sería un lujo, sino un derecho fundamental accesible para todos. Los próximos días serán cruciales para determinar si las autoridades reaccionarán a las apuestas o si esta crisis será una vez más un eco, pronto olvidado, de negligencia estructural persistente. Las voces de los habitantes lloran para ser escuchadas, y deben ser, antes de que sea demasiado tarde.
Glody Bukasa/Fathimetrie.org