La Organización Mundial de la Salud está desarrollando un tratado global para fortalecer la preparación frente a las futuras pandemias.

Desde el surgimiento de Covid-19, los problemas de coordinación global en la salud y el acceso de capital a la atención se han convertido en noticias apremiantes. En este contexto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) se ha comprometido a elaborar un acuerdo global sobre pandemias, con el objetivo de mejorar la preparación y la respuesta colectiva a futuras crisis de salud. Aunque este tratado es percibido por algunos como un paso crucial hacia la cooperación internacional reforzada, sus implicaciones prácticas y su efectividad siguen sujetas a muchas preguntas. Desde la voluntad de los estados para respetar sus compromisos en la participación de las naciones clave, múltiples factores podrían dar forma a su éxito o fracaso. Por lo tanto, este desarrollo plantea reflexiones sobre el futuro de la dinámica mundial de la salud, al tiempo que destaca el desafío de la solidaridad real frente a los problemas globales.
** El acuerdo global sobre pandemias: una respuesta colectiva a los desafíos de salud **

Desde el comienzo de la pandemia Cavid-19, la respuesta global ha despertado fuertes críticas, señalando la insuficiencia de la coordinación internacional y las desigualdades en el acceso a la atención. Es en este contexto que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recibió el mandato en 2021 supervisar el desarrollo de un tratado dirigido a fortalecer la prevención y las medidas de respuesta a las pandemias. Las negociaciones, que han resultado recientemente, ofrecen una oportunidad para evaluar no solo el contenido de este Acuerdo, sino también su potencial para transformar la dinámica de la salud global.

** Un acuerdo histórico: promesas y definiciones **

La OMS Director General, Tedros Adhanom Ghebreyesus, describió la finalización de las negociaciones de un momento histórico, en sus palabras, revelando que incluso en un mundo fragmentado, las naciones pueden trabajar juntas. Este sentimiento de unidad es alentador, pero también plantea preguntas sobre la implementación concreta de los compromisos asumidos.

El tratado ofrece disposiciones importantes, incluida la garantía de los países que comparten muestras de virus para acceder a pruebas, medicamentos y vacunas desarrolladas a partir de estas muestras. Es un paso significativo para reducir las disparidades en el acceso a los recursos médicos, que fueron particularmente visibles durante la crisis de CovVI-19. El hecho de que la OMS conserve hasta el 20 % de los productos para garantizar su disponibilidad en los países pobres atestigua un esfuerzo por rectificar estas injusticias históricas.

Sin embargo, el éxito de este Acuerdo no solo depende de su adopción por parte de los países miembros, sino de su voluntad de implementar estas medidas. Rachael Crockett, de la Iniciativa de Drogas para las Enfermedades Negladas, recuerda que incluso con disposiciones sólidas, su efecto estará condicionado por el compromiso real de los estados para aplicarlas.

** Los desafíos de la implementación efectiva **

Las discusiones sobre el cumplimiento del acuerdo revelan un punto crucial: la aplicación del derecho internacional, especialmente en el campo de la salud, a menudo puede ser delicada. Aunque los estados ya están vinculados por las regulaciones internacionales de salud, el cumplimiento de estas obligaciones ha sido incompleto en el pasado, como lo demuestra la gestión de la epidemia de ébola por ciertos países africanos o los inicios de la pandemia Cavid-19 en China.

Los mecanismos de disputa propuestos por el tratado, como la diplomacia o el arbitraje, pueden parecer insuficientes frente a las violaciones. Por lo tanto, esto plantea preguntas sobre la efectividad de las medidas establecidas para hacer cumplir el acuerdo y cómo la comunidad internacional podría fomentar la membresía más rigurosa.

** Retiros inquietantes y sus implicaciones **

También debe tenerse en cuenta que países como Estados Unidos, siguiendo su retiro de la OMS bajo la presidencia de Donald Trump, así como Argentina, que ha expresado «profundas diferencias» con la agencia, no participarán en la adopción de este tratado. Su ausencia o retirada podría tener repercusiones en la dinámica de la cooperación internacional. Estas situaciones destacan la importancia del diálogo y la necesidad de abordar las preocupaciones nacionales en el contexto de los esfuerzos de salud globales.

** Conclusión: un camino hacia el futuro **

Mientras el mundo se está preparando para adoptar este tratado, se imponen reflexiones a la forma en que este marco realmente puede transformar las respuestas a futuras crisis de salud. La promesa de cooperación internacional a través del intercambio de recursos es un avance deseable, pero se basa en compromisos sinceros y un deseo colectivo de superar el egoísmo nacional.

El éxito de este tratado puede depender de nuestra capacidad para aprender de las lecciones de la pandemia Covid-19 y construir puentes entre las naciones, al tiempo que garantiza que incluso los países más vulnerables no se queden atrás. Al final, la salud de todos está en juego, recordando que en un mundo interconectado, el destino de todos está inextricablemente vinculado al de los demás.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *