La ONU critica el nuevo modelo para distribuir ayuda humanitaria en Gaza, destacando las tensiones y los desafíos políticos relacionados con la emergencia humanitaria.


** Desafíos humanitarios en Gaza: la distribución de bajo tensión **

El 27 de mayo de 2025, miles de personas desplazadas recibieron paquetes de alimentos de la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF) en Rafah, en el sur de la Franja de Gaza. Sin embargo, este evento, que se supone que tiene esperanza, se oscureció rápidamente por las escenas y la violencia del caos, que ilustra la complejidad de la situación humanitaria en esta región devastada por conflictos prolongados.

La ONU, a través de la voz de Philippe Lazzarini, jefe de la Agencia de las Naciones Unidas para Refugiados Palestinos (UNRWA), describió el modelo de distribución de nueva ayuda establecido por Israel como una «distracción» indigna. Este modelo, que delega la distribución de ayuda a una empresa privada como el GHF, plantea preguntas sobre su efectividad y su impacto real en el campo. Este nuevo acuerdo, apoyado por socios internacionales, especialmente los Estados Unidos, en comparación con los métodos establecidos por las organizaciones humanitarias convencionales, parece causar más confusión y tensiones que no resuelve problemas.

El caos en la distribución de ayuda a Rafah, donde aproximadamente 47 personas resultaron heridas, también plantea señales de alarma sobre la seguridad de las operaciones humanitarias. Los testimonios de periodistas y observadores en el suelo informan que los disparos, presuntamente de las fuerzas israelíes, tuvieron lugar, acentuando así la gravedad de la situación. Esta violencia es aún más preocupante en un contexto en el que los civiles a menudo son los más afectados por los conflictos de intereses entre los diversos actores en la escena internacional.

Las redes humanitarias, como UNRWA, argumentan que la respuesta a esta crisis humanitaria debe ser rápida y efectiva para prevenir consecuencias catastróficas como la hambruna agravada. Philippe Lazzarini insiste en la importancia de permitir que UNRWA realice su misión, basada en años de experiencia en el campo de la ayuda humanitaria. Sin embargo, se topó con un muro de sospecha por parte de las autoridades israelíes, que lo acusan de tener vínculos con grupos considerados terroristas. Esta rivalidad entre el suministro de ayuda humanitaria y los derechos legítimos de seguridad nacional de Israel enmascara la desesperada necesidad de muchos palestinos para asistencia humanitaria inmediata y sincera.

La situación actual destaca el dilema entre la eficiencia humanitaria y la política de seguridad, que plantea una pregunta fundamental: ¿cómo encontrar un equilibrio entre estos dos imperativos, sin sacrificar el bienestar de las poblaciones civiles que han estado sufriendo durante demasiado tiempo?

Otro dilema radica en la cuestión de la imagen de las agencias humanitarias. Al delegar la distribución de la ayuda a las entidades privadas, ¿la ONU y sus organizaciones asociadas redefinen el modelo de ayuda humanitaria o corren el riesgo de ver esta misma ayuda instrumentalizada con fines políticos? Si se alquilan la experiencia y la experiencia de UNRWA, el reciente levantamiento parcial del bloqueo israelí tiene las consecuencias de «obstáculos asombrosos», según las declaraciones de las Naciones Unidas. Esto hace que la tarea de las agencias en el campo sea aún más difícil.

En este tenso contexto, se podrían explorar varias pistas. Primero, podría ser beneficioso crear espacios para el diálogo donde los diversos representantes de organizaciones humanitarias, gobiernos y actores locales podrían reunirse para discutir los medios para cooperar de manera efectiva sin comprometer la seguridad de las personas involucradas. Además, fortalecer la transparencia en torno a los procesos de distribución y abordar las preocupaciones seguras de manera constructiva podría apoyar la aceptación de las iniciativas de ayuda por parte de los diversos actores presentes.

Es esencial recordar que detrás de figuras y declaraciones, estas son vidas humanas que están en juego. El esfuerzo por responder a una crisis debería trascender las escisiones políticas y articularse en torno a los valores compartidos, como la dignidad humana y el acceso a los recursos básicos. La situación en Gaza es compleja y cada gesto de solidaridad cuenta. Por lo tanto, cuestionar los métodos de distribución de ayuda y pensar juntos sobre soluciones beneficiosas para todos podría ofrecer un camino hacia una situación más justa y equilibrada.

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