** Libertad de prensa y gestión de la crisis en la RDC: entre medidas en disputa y realidades políticas **
Durante la presentación del informe anual del Consejo Audiovisual y de Comunicación Superior (CSAC) en la Asamblea Nacional el 6 de junio de 2025, el Presidente del CSAC, Christian Bosembe, se encontró en el corazón de una tormenta política. Este último fue criticado por una medición controvertida que prohíbe, unilateralmente, la difusión de la información relacionada con el ex presidente Joseph Kabila y su partido, el PPRD. Esta situación plantea una pregunta crucial: ¿cómo navegar entre la necesidad de la libertad de prensa y los delicados problemas políticos que caracterizan hoy a la República Democrática del Congo (RDC)?
### Un contexto político bajo tensión
La RDC está en un contexto de crisis persistente, más particularmente en sus provincias orientales, donde grupos rebeldes como la AFC/M23 continúan siembran inestabilidad. En este contexto, la presencia de Joseph Kabila en Goma, aunque es un intento de diálogo con las diversas autoridades locales, revive un debate sobre el papel del ex presidente en la crisis actual. Los intercambios sobre este tema son aún más sensibles ya que la memoria política sigue siendo animada y el trauma reciente permanece anclado en el espíritu colectivo.
Enfrentados con esta situación, varios diputados, tanto de la Unión Sagrada como de la oposición, han denunciado la decisión de Bosembe cristiano al considerar que constituye una restricción inaceptable a la libertad de la prensa, la ley fundamental inscrita en la constitución. Las críticas formuladas por funcionarios electos como Severin Bamani y Boris Mbuku subrayan una preocupación compartida sobre la necesidad de aplicar y respetar las leyes de la República, incluso en momentos de crisis.
### La posición del CSAC: ¿Una tentación segura?
Christian Bosembe justificó su decisión al argumentar que no tiene la intención de sofocar la libertad de prensa, sino alentar una mayor responsabilidad en la forma en que los medios se ocupan de las controvertidas figuras públicas. Esta posición plantea una pregunta: ¿hasta dónde podemos llegar a la regulación de la información sin caer en una deriva autoritaria? La dificultad radica en la escasez de líneas claras de demarcación entre la protección del orden público y la preservación de las libertades individuales.
Aunque Bosembe está afirmando que los medios siempre pueden mencionar a Joseph Kabila, sus palabras sugieren una cierta ambivalencia. Al enfatizar una «responsabilidad» en el procesamiento de la información, la pregunta que surge es la de la cual define esta responsabilidad y de acuerdo con qué criterios. Esta vaguedad puede alimentar los temores con respecto a la censura disfrazada que, paradójicamente, podría tener todo lo contrario: exacerbar las tensiones políticas y combinar sospechas hacia el gobierno.
### buscando un equilibrio
Las críticas formuladas por los diputados frente a las decisiones del CSAC destacan la importancia de un debate público abierto, especialmente en un clima tan tenso como el de la DRC. Los parlamentarios, representantes de las personas, son responsables de defender los derechos de los ciudadanos, incluido el de ser informado sin obstáculos. La libertad de la prensa juega un papel clave en este proceso, permitiendo una diversidad de opiniones y puntos de vista, esencial para alimentar una democracia viva.
Una posible pista podría residir en el establecimiento de un marco más transparente y concertado para la regulación de los medios. Esto podría pasar por una consulta abierta que incluiría actores de la sociedad civil, periodistas y representantes de los diversos sectores políticos. Tal enfoque no solo podría fortalecer la legitimidad de las decisiones tomadas, sino también ayudar a apaciguar las tensiones en torno a este tema sensible.
### Conclusión
La situación actual en la RDC requiere una profunda reflexión sobre la forma en que la gestión de la crisis puede coexistir con respeto a los derechos fundamentales. La medida tomada por Christian Bosembe plantea preguntas sobre el equilibrio entre la seguridad y la libertad, siendo los dos fundamentales para un futuro sereno y democrático del país. En un momento en que se debe escuchar la voz de los ciudadanos, la colaboración y la escucha mutua parecen ser las formas más prometedoras de cruzar esta tormenta política sin comprometer los valores que encontraron la democracia.