Las autoridades de Costa de Marfil están preocupadas por la creciente magnitud de la fuga de cacao a través de las fronteras del país. Esta práctica, considerada un tráfico perjudicial para la economía del país, empuja al Consejo Café Cacao (CCC) a tomar medidas estrictas para combatir este fenómeno.
De hecho, la CCC anunció el cierre sistemático de almacenes y centros de acopio de cacao y café situados a menos de 10 kilómetros de las fronteras oriental y occidental de Costa de Marfil. Esta decisión tiene como objetivo limitar la fuga de granos de cacao hacia los países vecinos, aunque estos últimos no sean nombrados.
Esta iniciativa se explica en parte por la caída esperada en la cosecha de cacao este año. Aunque algunos actores del sector se niegan a cuantificar con precisión esta reducción, podría llegar al 25%. Una caída así tendría un impacto significativo en los ingresos del Estado marfileño, lo que motiva a las autoridades a reforzar la lucha contra el contrabando en las fronteras.
Esta situación es tanto más preocupante cuanto que los precios del cacao han experimentado un aumento significativo en el mercado mundial desde hace varios meses. En los países fronterizos donde el cacao está poco o nada gravado, como Guinea y Liberia, los precios ofrecidos a los productores son más atractivos que en Costa de Marfil. Por tanto, esta disparidad de precios favorece el desarrollo del contrabando y acentúa los temores de las autoridades marfileñas.
Ghana, vecino y segundo productor mundial de cacao, también comparte la preocupación de Costa de Marfil por el aumento de las compras informales. Los dos países también discutieron este problema durante una reunión de la Iniciativa del Cacao de Ghana y Costa de Marfil en noviembre pasado. Según el subdirector de comunicación de Cocobod, la organización del cacao de Ghana, Ghana habrá visto desaparecer de sus fronteras 150.000 toneladas de granos en 2022.
Ante esta preocupante situación, Costa de Marfil y Ghana tendrán que trabajar estrechamente para fortalecer las medidas de control fronterizo y preservar su economía cacaotera. La lucha contra el contrabando de cacao se convierte, por tanto, en una prioridad para estos dos países, con el fin de proteger sus ingresos y garantizar la sostenibilidad de su sector cacaotero.