Terremoto en Kinshasa: las revelaciones que sacuden la escena política congoleña
En un giro de los acontecimientos sin precedentes, Denis Kadima, al igual que Gédéon haciendo sonar la trompeta, acaba de derribar el muro de la corrupción y la impunidad en la República Democrática del Congo. Los hombres que se creían intocables se encuentran ahora expuestos, incapaces de ocultar sus fechorías.
Entre estos hombres se encuentran Nangaa y Kalev, que orquestaron un fraude electoral generalizado durante las elecciones de 2018. Aunque su familia política sufrió una aplastante derrota en las elecciones presidenciales, acabaron con más de 350 diputados elegidos para la Asamblea Nacional. Pensaron que podrían repetir el mismo patrón en 2023, pero se equivocaron. Gracias a un Presidente que no interfiere en los asuntos de otras instituciones y a una Comisión Electoral independiente, la impunidad finalmente ha encontrado un obstáculo en su camino.
Algunos podrían intentar justificar los llamados a cancelar las elecciones señalando la invalidación de 80 candidatos. Pero ¿cómo pudieron estas 80 personas, cuyos resultados fueron invalidados mucho antes de que se contaran los votos, haber influido en los resultados finales, incluidos los de las elecciones presidenciales? ¡Solo ellos lo sabrán!
La verdad es que estos defraudadores fueron rastreados desde el inicio del proceso electoral. Sus trampas fueron expuestas y desmanteladas, lo que marcó una novedad en la historia del país. Apenas estamos empezando a tomar conciencia del alcance del sistema mafioso que se ha establecido desde 2006. Este proceso electoral está resultando ser el mejor de la historia de la República Democrática del Congo.
Este mandato presidencial será sorprendente. Veremos diferentes líderes, impulsados por una voluntad de hierro de poner fin a la crisis que azota a nuestro país desde su independencia. Este es sólo el comienzo de una limpieza importante que es de esperar.
Es importante enfatizar que el Tribunal Constitucional debe evitar caer en amiguismo, como ocurrió durante el gobierno de Benoît Luamba en 2018, cuando el presidente del tribunal validó a sus propios suplentes mientras invalidaba a otros e incluso revocaba sus propias decisiones. Estaremos atentos a estas prácticas. Ninguno de los estafadores será rehabilitado y se iniciarán procedimientos legales. Las consecuencias para estos tramposos serán la inhabilitación perpetua e incluso la prisión.
Ha llegado el momento del cambio. El muro de la impunidad se está derrumbando bajo los golpes de la verdad. La República Democrática del Congo avanza hacia un futuro mejor, donde prevalecerán la justicia y la integridad.