En el centro de la agitación, Haití enfrenta una crisis creciente a medida que las bandas criminales refuerzan su control sobre Puerto Príncipe, controlando hasta el 90% de la capital. Esta situación caótica va acompañada de la dimisión del Primer Ministro Ariel Henry, lo que marca un importante punto de inflexión en el tenso panorama político del país.
La medida sigue a una reunión de naciones caribeñas, representantes de las Naciones Unidas, así como delegados de países como Francia y Estados Unidos en Jamaica, destinada a encontrar una solución a los problemas acuciantes de Haití. Sin embargo, Ariel Henry se encontró varado en Puerto Rico, sin poder regresar a Puerto Príncipe, donde pudo entablar conversaciones con miembros de Caricom de forma remota.
Desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021, el escenario político haitiano está marcado por la inestabilidad, sin que se hayan celebrado elecciones desde 2016. Henry, nombrado por Moïse, debía dejar el cargo a principios de febrero, acentuando así el vacío de poder. .
A pesar de los esfuerzos por resolver la crisis, como el acuerdo alcanzado por Henry en Nairobi para el despliegue de agentes de policía kenianos en Haití, la situación sigue siendo precaria. Las discusiones diplomáticas en Kingston buscaron formalizar una propuesta que ordenaba a Henry transferir el poder a un consejo de transición representativo de la sociedad civil haitiana.
En una declaración anterior a su renuncia, Henry reafirmó el compromiso del gobierno de establecer un consejo de transición presidencial, destacando los planes para seleccionar a sus miembros en consulta con diferentes sectores de la vida nacional.
Mientras tanto, el pueblo haitiano, ante esta crisis política y la violencia de las pandillas, espera medidas concretas y una resolución rápida para restaurar la estabilidad y la paz en su país desgarrado por la inestabilidad política.