El aumento de las temperaturas extremas en todo el mundo en los últimos días ha centrado la atención en la emergencia climática que enfrentamos. Se batieron récords de calor en regiones de todo el mundo, desde Río de Janeiro hasta Juba, Kinshasa y muchos otros lugares. Estas olas de calor hacen que la vida cotidiana sea insoportable para muchas personas.
En Sudán del Sur, por ejemplo, una intensa ola de calor obligó a las autoridades a cerrar escuelas, dejando a muchos niños privados de educación. Los mercados también se ven afectados, y los comerciantes luchan por trabajar bajo el sol abrasador. Se toman precauciones para evitar los peligros del calor, pero la realidad sigue siendo difícil para muchas familias.
En África, la situación no es mejor: en muchas capitales las temperaturas superan las normas estacionales. En Brazzaville, por ejemplo, el calor sofocante obliga a los residentes a buscar formas de refrescarse, mientras que el agua y la electricidad escasean. Cada vez es más difícil hacer frente a estas condiciones extremas, lo que pone de relieve los desafíos que plantea el cambio climático en la vida diaria.
Es hora de que tomemos medidas para combatir este calentamiento global, porque las consecuencias ya son claramente visibles en todo el mundo. Es crucial crear conciencia sobre estos temas y actuar colectivamente para preservar nuestro planeta y las generaciones futuras.