Chad se encuentra en un momento crucial con el inicio de la campaña electoral rumbo a las elecciones presidenciales del 6 de mayo. Este periodo político está generando gran interés a nivel nacional e internacional debido a los desafíos significativos que plantea para el futuro del país.
El general Mahamat Idriss Déby, quien asumió la presidencia de Chad tras el fallecimiento de su padre Idriss Déby Itno, se enfrentará a otros nueve candidatos en estas elecciones. Su campaña se fundamenta en la coalición «Chad Unido», que integra a más de 200 partidos políticos, en un intento por legitimar su posición en el gobierno según sus críticos.
En contraste con Mahamat Déby, se encuentra la doctora Succès Masra, considerada por muchos como su principal rival. Masra, quien previamente ocupó un cargo ejecutivo en el Banco Africano de Desarrollo, ha sido un opositor ferviente y recientemente regresó al país tras un acuerdo de transición que la llevó a ser nombrada primera ministra a principios de este año.
Además de estos candidatos destacados, figuran en la contienda Albert Pahimi Padacké, ex primer ministro que quedó en segundo lugar en las elecciones presidenciales de 2021, Lydie Beassoumda, la única candidata mujer, y Théophile Bongoro.
La campaña electoral se desarrolla en un contexto tenso marcado por la trágica desaparición de Yaya Dillo, primo de Mahamat Déby y crítico acérrimo del gobierno, durante un asalto perpetrado por fuerzas élites chadianas.
Las elecciones presidenciales en Chad representan un momento crucial para el futuro político del país, siendo esencial que el proceso se lleve a cabo respetando los principios democráticos y los derechos humanos. Los resultados de esta elección tendrán implicaciones no solo para los ciudadanos chadianos, sino también para la estabilidad de toda la región del Sahel.
Por lo tanto, es fundamental que la campaña electoral se desarrolle de manera pacífica, transparente y justa, asegurando así la legitimidad del futuro presidente y la consolidación de la democracia en Chad.