Desde que se reanudaron los enfrentamientos entre el ejército congoleño y la coalición M23-RDF-AFC en las afueras de Goma, la ciudad se ha visto sumida en una preocupante realidad: la presencia libre de personas armadas en sus calles. Este peligroso panorama, denunciado por miembros de la sociedad civil local, plantea serias inquietudes sobre la seguridad de los habitantes.
Los testimonios recopilados revelan que individuos con uniformes, e incluso civiles armados, circulan sin restricciones en barrios como Karisimbi, Mugunga, Ndosho y Lac Vert, zonas afectadas por un aumento de la violencia. Esta facilidad de movimiento de portadores de armas plantea dudas sobre la identificación de los verdaderos actores en los conflictos, generando un clima generalizado de inseguridad en la comunidad.
Las alarmantes estadísticas de los últimos meses evidencian un incremento de la violencia, con un número significativo de víctimas que lamentar. Entre enero y abril de 2024, se registraron 23 muertes en circunstancias violentas, lo que equivale a un promedio de 6 fallecimientos al mes. Estas cifras se suman a una tendencia preocupante, ya que en 2023 la ciudad de Goma reportó 55 asesinatos selectivos, en su mayoría de hombres.
Ante este clima de temor que se ha apoderado de la región, los integrantes de la sociedad civil hacen un llamado de alerta y urgen a las autoridades locales y nacionales a tomar medidas urgentes para restablecer la seguridad de los ciudadanos. Es necesario una mayor coordinación de las fuerzas armadas en la provincia de Kivu del Norte y un estricto control de la circulación de armas de fuego en la ciudad.
Se destaca también la importancia de la vigilancia ciudadana, instando a cada habitante a denunciar cualquier actividad sospechosa para proteger la integridad de la comunidad. La seguridad, señalan los miembros de la sociedad civil, es una responsabilidad compartida que requiere la colaboración de todos.
En resumen, la actual situación en Goma demanda una respuesta rápida y coordinada por parte de las autoridades para detener la espiral de violencia que azota la ciudad. Proteger a los residentes, combatir la inseguridad y promover un clima de paz duradero deben ser prioridades absolutas para asegurar un futuro pacífico para esta comunidad afectada.