La economía de Nigeria está experimentando un período preocupante, como se evidencia en el informe reciente de la agencia de estadísticas del país. La tasa de inflación ha alcanzado un alarmante 33,20% en marzo, el nivel más alto en 28 años. Este aumento se atribuye principalmente al incremento de precios en alimentos y energía, lo que impacta directamente en el poder adquisitivo de los hogares.
Durante los últimos 15 meses, la inflación al consumidor en Nigeria ha mostrado un constante aumento, afectando significativamente los ingresos de la población y reduciendo sus ahorros. En febrero, la tasa de inflación ya se ubicaba en 31,70%, revelando una tendencia en ascenso.
La inflación de alimentos, en particular, alcanzó un preocupante 40,01% en marzo de 2024, comparado con el 37,92% en febrero. Esta situación se relaciona en parte con la eliminación del subsidio al combustible implementado por el presidente Bola Tinubu en junio pasado, lo que ha provocado un aumento considerable en los precios de bienes básicos y agravado las dificultades financieras de millones de nigerianos.
Además, Nigeria se vio obligada a devaluar su moneda, el naira, en dos ocasiones en menos de un año para hacer frente a la crónica escasez de divisas, ocasionando una apreciación del dólar frente al naira.
En un esfuerzo por contener la inflación, el Banco Central de Nigeria ha aumentado las tasas de interés en dos ocasiones este año y prevé una disminución de los precios a partir de mayo.
La delicada situación económica de Nigeria requiere de acciones coordinadas y medidas sensatas para mitigar el impacto de la inflación en la población. Es crucial que las autoridades tomen decisiones informadas para estabilizar la economía y garantizar un nivel de vida digno para todos los ciudadanos.