Las recientes noticias nos han enfrentado una vez más a la tragedia de la violencia injustificada. El 23 de abril de 2024, un joven perdió la vida de manera impactante e innecesaria durante una celebración, víctima de un trágico error policial. Iyanda, el joven fallecido, acompañaba a su hermano Oluwafemi, recién graduado de la Universidad Tecnológica Ladoke Akintola (LAUTECH), a una fiesta luego de la ceremonia de graduación. Lo que debería haber sido una noche de alegría se tornó en una pesadilla cuando la policía intervino en un altercado y abrió fuego contra los presentes.
Oluwafemi, herido por una bala, presenció impotente la muerte de su hermano debido a un error incomprehensible por parte de las fuerzas del orden. Su testimonio conmueve y destaca la urgencia de la justicia para su hermano, víctima inocente de la brutalidad policial. Esta tragedia pone de manifiesto la brutal realidad de cómo la vida puede cambiar en un instante, revelando las fallas de un sistema que debería garantizar seguridad y justicia, pero que en cambio puede ser un instrumento de terror y caos.
Los estudiantes de LAUTECH, consternados por este suceso, expresaron su indignación y apoyo a la familia afectada, exigiendo respuestas y medidas para evitar futuras tragedias similares. Este incidente plantea cuestiones profundas sobre la responsabilidad de las fuerzas del orden, el uso legítimo de la fuerza y la protección de los derechos y vidas de los ciudadanos.
En medio de esta tragedia, resuena un llamado a la justicia, transparencia y rendición de cuentas. Más que una noticia, este acontecimiento nos insta a reflexionar sobre los valores fundamentales que deben regir nuestra sociedad: el respeto por la vida, la defensa de los derechos básicos y la lucha contra la impunidad.
En memoria de la víctima, solidarios con su familia y en búsqueda de la verdad y la reparación, renovemos nuestro compromiso con un mundo donde reine la justicia y la paz, donde cada vida sea valiosa y donde la violencia sin sentido no tenga cabida.