El tema de la polémica en torno al proyecto de construcción de la carretera Lagos-Calabar suscita acalorados debates y acusaciones en un contexto de conflictos políticos. En una reunión estratégica celebrada en Lagos, el ex gobernador Peter Obi criticó duramente el proyecto, calificándolo de prioridad fuera de lugar y denunciando la demolición de propiedades para su finalización. Estas declaraciones provocaron una respuesta mordaz de su actual homólogo, David Umahi, acusándolo de incitar a la población del sureste contra el gobierno federal.
Sin embargo, las acusaciones de Umahi contra Obi no quedaron sin respuesta. Peter Obi ha refutado las acusaciones, calificándolas de distracciones infundadas destinadas a manchar su reputación. Destacó su compromiso con el diálogo constructivo y la inclusión, denunciando cualquier forma de política divisiva y afirmando que sus aspiraciones políticas no se basan en intereses étnicos o regionales.
Respecto a las demoliciones en cuestión, Peter Obi sostuvo que cuando era gobernador, las estructuras demolidas eran aquellas que obstruían las carreteras existentes y no tenían permiso. Ilustró su punto mencionando la demolición de la sede del gobierno local de Onitsha Norte, erigida en el único estadio de la zona, y aclaró que se había construido una nueva estructura para la oficina del gobierno local en otro lugar.
Al comparar sus acciones pasadas con las demoliciones actuales relacionadas con el proyecto de la carretera Lagos-Calabar, Peter Obi destacó su deseo de preservar la infraestructura existente y al mismo tiempo minimizar las perturbaciones en las comunidades. Destacó la diferencia de método entre su enfoque centrado en la seguridad y la accesibilidad de las carreteras, y la actual obra de construcción que conduce a la destrucción de propiedades y puestos de trabajo.
Más allá de esta contienda política, el asunto plantea cuestiones esenciales sobre la planificación de proyectos de infraestructura, el impacto en las poblaciones locales y las tensiones políticas regionales. Cada uno de los protagonistas busca defender sus posiciones y su integridad, pero en el centro de estos debates emergen las cuestiones cruciales del desarrollo y la gobernanza.
Finalmente, es crucial fomentar un debate constructivo y respetuoso, lejos de ataques personales y manipulación política. Los ciudadanos tienen derecho a ser informados de manera transparente y equilibrada sobre los proyectos que configurarán su futuro y el de su comunidad. Esperemos que estos debates den como resultado soluciones concertadas e informadas para el bienestar de todos.