Desafíos y perspectivas del transporte público en Kinshasa

Fatshimetrie, una mirada a la cuestión del transporte público en Kinshasa

La dinámica urbana de Kinshasa, capital de la República Democrática del Congo, está marcada por un gran desafío: el transporte público. Con una población en constante crecimiento y unas infraestructuras a menudo sobrecargadas y mal mantenidas, los viajes diarios de los residentes de Kinshasa se han convertido en un verdadero dolor de cabeza, afectando a su calidad de vida. Los monstruosos atascos resultantes transforman los viajes cortos en auténticas maratones, en el contexto de una situación socioeconómica ya precaria.

Los testimonios de los habitantes de Kinshasa reflejan una realidad conmovedora. Thierry Kabemba, funcionario estatal, expresa el cansancio y la frustración de los desplazamientos diarios: «Los atascos en Kinshasa son a veces molestos y pueden causar hipertensión arterial. Al volver, los vehículos que supuestamente ayudan a facilitar el tráfico no se encuentran ni en la calle lugares principales. Cada uno se las arregla como quiere. Es una rutina peligrosa para algunos padres que repercute en su salud física y mental.

Julie Kalubi, residente en Mbudi y vendedora en Zando, destaca el aumento de los precios del transporte como una presión adicional sobre una vida cotidiana que ya es difícil. «Antes, para mis gastos de transporte me bastaban 6.000 Fc. Ahora gasto al menos 12.000 Fc para llegar a Zando. Los taxistas aumentan los precios según su propio consentimiento, sin tener en cuenta a los pasajeros».

La cuestión de las tarifas no reguladas también preocupa a Jephté Matungulu, un pasajero del autobús DGC/Zando, que aboga por la oficialización de los precios para evitar conflictos. “Los ajustes deberían basarse en la circular oficial que establece la nueva escala de tarifas del transporte público, crucial en el contexto congoleño, de lo contrario surgirán conflictos entre conductores y pasajeros”, subraya.

Los conductores, por su parte, justifican el aumento de las tarifas por el aumento de los precios del combustible y los persistentes atascos de tráfico. Ante la escasez de combustible, el aumento de los precios se convierte para ellos en una medida de precaución.

En la búsqueda de soluciones es fundamental actuar colectivamente. La creación de una gobernanza del transporte público, con tarifas reguladas y rutas claramente definidas, podría aportar una apariencia de orden al caos circundante. También es esencial rehabilitar la infraestructura viaria y fomentar modos de viaje alternativos y más sostenibles, como el uso compartido del coche o el transporte público respetuoso con el medio ambiente.

En conclusión, no se puede seguir ignorando la cuestión del transporte público en Kinshasa. Requiere una acción urgente y concertada para mejorar la calidad de vida de los residentes, reducir el estrés en la carretera y promover un desarrollo urbano más sostenible.. Se requiere reflexión e innovación para transformar un desafío en una oportunidad de progreso para la capital congoleña.

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