El saqueo de maderas preciosas en Mozambique: una amenaza terrorista y ambiental

En las noticias más candentes de Mozambique, una investigación en profundidad llevada a cabo por la ONG Agencia de Investigación Ambiental (EIA) ha revelado un aspecto alarmante de la crisis que azota la región de Cabo Delgado. Los yihadistas vinculados al Estado Islámico, activos en la provincia, han encontrado una forma deplorable de financiar sus actividades: el saqueo de los recursos naturales, en particular la explotación ilegal de maderas preciosas.

Según los resultados de la investigación, los shebabs asaltaron los bosques de Cabo Delgado para apoderarse de la preciosa madera, que revendieron en un próspero mercado clandestino, alimentando así un lucrativo tráfico hacia China. Esta explotación incontrolada de la naturaleza tiene consecuencias desastrosas, con la pérdida diaria del equivalente a 1.000 campos de fútbol de bosque en Mozambique. Las implicaciones de esta actividad ilícita son profundas y múltiples y afectan tanto al medio ambiente, como a la economía y la seguridad de la región.

Alexandra Bloom, analista de la EIA, destacó que este tráfico se produce en flagrante violación de la ley de Mozambique sobre la exportación de madera, introducida en 2017 para proteger los recursos forestales del país. Es particularmente preocupante observar que algunos comerciantes compran madera directamente a los insurgentes, alimentando así indirectamente sus actividades criminales.

La situación descrita por la EIA pone de relieve un conjunto de disfunciones sistémicas que afectan a diversos actores, como las autoridades locales, los funcionarios de aduanas, la policía, pero también a las empresas de transporte marítimo. De hecho, las grandes empresas de transporte internacionales, responsables del transporte de madera a China, son señaladas por su complicidad pasiva en este comercio ilegal.

Es imperativo que se tomen medidas concretas para poner fin a este saqueo orquestado por los yihadistas, para erradicar la corrupción que asola el sector del comercio maderero y para proteger los preciosos recursos naturales de Mozambique. La cooperación internacional, un mayor seguimiento de las actividades de las compañías navieras y una acción firme por parte de las autoridades locales son elementos esenciales para resolver esta compleja crisis.

Ante esta alarmante situación, es crucial que todos los actores involucrados asuman sus responsabilidades y actúen juntos para poner fin a este saqueo destructivo que alimenta las actividades terroristas y agota a Mozambique de sus riquezas naturales. Preservar el medio ambiente y combatir la financiación del terrorismo deben ser prioridades absolutas para garantizar un futuro sostenible y seguro para las poblaciones de la región de Cabo Delgado.

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