El mundo del arte y la cultura está en crisis cuando el Museo Nacional de Tailandia organizó recientemente una ceremonia de bienvenida para dos estatuas antiguas, la Shiva de pie y la Mujer arrodillada, que fueron sacadas ilegalmente del país por un coleccionista de antigüedades británico. Estos objetos, cuya antigüedad se estima en unos 1.000 años, fueron devueltos por el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York.
Esta restitución se hace eco de una tendencia creciente entre muchos museos de Estados Unidos y Europa, que se enfrentan a sus colecciones que contienen objetos saqueados de Asia, África y otras regiones, principalmente durante los siglos de colonialismo o en tiempos de agitación. La decisión del Museo Metropolitano de devolver estas obras a Tailandia junto con otros objetos vinculados al anticuario y coleccionista Douglas Latchford, acusado de tráfico de antigüedades en el sudeste asiático, marca un punto de inflexión en la devolución de antigüedades robadas a su país de origen.
En la ceremonia, el curador del Museo Metropolitano, John Guy, calificó las obras como «obras maestras incomparables» de su época y destacó la importancia de la cultura tailandesa en el patrimonio mundial. Esta restitución es parte de la iniciativa del museo para la devolución de bienes culturales, lo que demuestra su compromiso con la recolección responsable de antigüedades y la gestión compartida del patrimonio cultural mundial.
El Ministro de Cultura tailandés, Sudawan Wangsuphakijkosol, expresó su gratitud por la devolución de estos artículos y enfatizó que son bienes nacionales que pertenecen a todos los tailandeses. Esta restitución marcó la firma de un memorando de entendimiento entre el Museo Metropolitano y Tailandia, lo que demuestra su compromiso compartido de colaborar en el intercambio artístico, la experiencia y el estudio del arte tailandés.
El Museo Metropolitano también ha tomado medidas firmes en materia de bienes culturales, incluida una revisión exhaustiva de sus colecciones, la contratación de investigadores de procedencia y un compromiso con el diálogo público sobre este tema. Este enfoque destaca la responsabilidad de las instituciones culturales de demostrar transparencia y ética en la gestión de los bienes culturales.
En conclusión, el regreso de las estatuas antiguas al Museo Nacional de Tailandia marca un paso importante hacia la preservación del patrimonio cultural mundial. Destaca la necesidad de que museos y coleccionistas trabajen juntos para garantizar el respeto y la protección de los bienes culturales y fomentar el diálogo abierto sobre prácticas éticas en el arte y las antigüedades.