En el mundo político sudafricano, una nueva polémica está sacudiendo el escenario a medida que se acercan las elecciones nacionales. El ex presidente sudafricano Jacob Zuma criticó al Tribunal Constitucional y a sus antiguos aliados en el Congreso Nacional Africano (ANC) tras su descalificación de las elecciones de la próxima semana. En un vídeo publicado en las redes sociales, Zuma expresó su intención de defender sus derechos «de manera disciplinada».
A sus 82 años, el ex líder ha dejado claro que seguirá haciendo campaña contra el ANC, que una vez dirigió, con su nuevo partido político, a pesar de que se le ha prohibido presentarse como candidato parlamentario. Esta prohibición fue decidida por el Tribunal Constitucional debido a una condena de 15 meses de prisión en 2021 por desacato a la justicia.
Zuma se presenta como víctima de un sistema judicial parcial y pide al pueblo sudafricano que «rectifique las injusticias del país». Sin embargo, sus críticas al tribunal más alto del país podrían generar preocupación entre los sudafricanos comprometidos con su constitución, que garantiza la libertad y los derechos de todos, independientemente de su raza. Llamó a los jueces del Tribunal Constitucional «colegas eruditos» y afirmó que habían restringido su libertad y su democracia.
A pesar de los pocos recursos legales de que dispone para impugnar su inhabilitación electoral, Jacob Zuma anunció que seguirá luchando «de diferentes maneras» para hacer valer sus derechos. Esta decisión podría tener un impacto en el equilibrio político en Sudáfrica, donde el ANC enfrenta una erosión de su apoyo y corre el riesgo de perder su mayoría histórica.
El ascenso del nuevo partido político de Zuma, uMkhonto we Sizwe, ha sacudido el panorama político sudafricano, añadiendo tensión a unas elecciones ya muy cargadas. Las duras críticas dirigidas por Zuma contra el actual presidente, Cyril Ramaphosa, podrían aumentar las tensiones políticas en un contexto en el que el ANC es particularmente vulnerable.
Mientras Sudáfrica se prepara para unas elecciones cruciales, las autoridades siguen de cerca las acciones de Jacob Zuma, conscientes de la influencia que ejerce sobre ciertos segmentos de la población. De hecho, su reciente encarcelamiento en 2021 había desencadenado una ola de violencia sin precedentes en el país, lo que generó temores de inestabilidad social.
En este tenso clima político, la influencia de Zuma y su determinación de defender sus derechos podrían tener importantes repercusiones en el panorama político sudafricano. Los próximos días prometen ser decisivos para el futuro de Sudáfrica y la estabilidad de su democracia.