Fatshimetrie: En Sudáfrica, el problema de los cortes de energía persiste
El año anterior, los cortes de energía duraron un total récord de 335 días, lo que convirtió a 2023 en el peor año en la historia de Sudáfrica en cuanto a cortes de energía. Sin embargo, apenas unas semanas antes de las elecciones, Eskom logró mantener el suministro eléctrico durante más de un mes, su mejor desempeño en dos años. Esta mejora repentina plantea dudas sobre los motivos de esta estabilidad justo antes de las elecciones.
Según una encuesta reciente realizada por el canal de televisión eNCA, el 49% de los participantes cree que Sudáfrica debería volver al espíritu de 1994 y empezar de nuevo. Además, el 53% de los encuestados cree que Sudáfrica necesita un nuevo gobierno. Estas cifras reflejan un creciente deseo de cambio y renovación entre la población sudafricana.
Entonces, ¿qué pasó entre 1994 y 2024 para provocar esta necesidad de un cambio radical en algunos y este deseo de un reinicio en otros? El balance de 30 años de democracia en Sudáfrica presenta varios ángulos: mejoras, estancamiento y regresiones. Es innegable que la emancipación de las poblaciones negras después de 48 años de opresión bajo el apartheid es uno de los logros más significativos. Es un homenaje a las personas que sacrificaron sus vidas por nuestra libertad.
Sin embargo, a la sombra de esta liberación, persisten muchos desafíos en Sudáfrica. La infraestructura urbana en ruinas, un sistema de salud deficiente, escuelas con fondos insuficientes, corrupción generalizada, pobreza, criminalidad rampante, desigualdad, desempleo y la crisis energética son problemas que continúan pesando sobre el país.
Entre estas cuestiones notables se encuentra el problema del cambio climático, a menudo ignorado, a pesar de sus graves implicaciones. Los efectos del cambio climático pueden compararse con una carrera contra el tiempo, pero con consecuencias mucho más graves. Los fenómenos meteorológicos extremos están aumentando en frecuencia e intensidad, lo que indica la urgencia y la escala de la crisis climática. Ignorar este peligro inmanente sería irresponsable y crearía un riesgo existencial catastrófico.
Durante años, las organizaciones de la sociedad civil han hecho campaña para que los gobiernos reconozcan que la crisis climática está estrechamente relacionada con nuestros problemas socioeconómicos. La interconexión entre la energía y el clima es profunda: cualquier medida que se adopte para resolver o empeorar un problema tendrá efectos en cadena sobre el otro.
Los líderes tardan en comprender estos vínculos esenciales y medir la vulnerabilidad de las poblaciones más afectadas por estos problemas.
Según varias encuestas electorales, los cortes de energía son la principal preocupación de los votantes. Una encuesta realizada por el Colectivo Nguvu revela que el 85,5% de los encuestados planea votar debido a su descontento con estos cortes recurrentes.
Alors que l’Afrique du Sud a connu l’année dernière un total record de 335 jours de coupures d’électricité, Eskom a réussi à maintenir l’électricité pendant plus d’un mois peu avant les élections, offrant ainsi sa meilleure performance en dos años. Una situación que deja a muchos ciudadanos escépticos sobre la sinceridad de estos esfuerzos de última hora.
Es demasiado pronto para decir que el gobierno ha resuelto nuestros problemas energéticos. Los cortes de energía han empeorado desde 2007, lo que plantea dudas sobre la voluntad política necesaria para resolver estos problemas de larga data.
Para no dejarse llevar por los discursos políticos durante las elecciones, es fundamental que los electores examinen detenidamente lo que no se dice. Es esencial examinar las promesas frente a los compromisos de los partidos políticos y evaluar sus acciones en lugar de sus palabras. Es a través de sus acciones concretas que podemos evaluar verdaderamente su deseo de lograr un cambio real.
Por ejemplo, en noviembre de 2023, el gobierno anunció la aprobación del Plan de Implementación de Transición Energética Justa (JET) por valor de 8.500 millones de dólares, que guiará a Sudáfrica hacia una economía baja en carbono mediante el desarrollo de energías renovables. Sin embargo, en enero de 2024, el Ministerio de Recursos Minerales y Energía publicó silenciosamente el borrador del Plan Integrado de Recursos (PIR) de 2023. Este decepcionante plan indica una persistencia de los cortes de energía hasta al menos 2027, lo que provocó una avalancha de críticas.
El gobierno no está logrando evaluar adecuadamente la demanda nacional de energía ni garantizar soluciones confiables, asequibles y ambientalmente sostenibles. Es preocupante observar el fuerte resurgimiento de los combustibles fósiles como el gas, así como la extensión de la vida útil de las costosas y obsoletas centrales eléctricas alimentadas con carbón. Conceptos como “generación limpia de carbón” parecen espejismos cuando se enfrentan a la realidad de los desafíos energéticos actuales.
En conclusión, es crucial que los ciudadanos estén atentos, cuestionen el discurso político y busquen soluciones viables para el futuro energético de Sudáfrica. La crisis energética, la emergencia climática y los problemas socioeconómicos son desafíos importantes que requieren acciones audaces y voluntad política real para abordarlos. Al permanecer informados, comprometidos y críticos, los ciudadanos tienen el poder de transformar su descontento en un catalizador para un cambio positivo para el futuro del país.