En las recientes elecciones de Sudáfrica, un movimiento político que atrajo mucha atención fue el partido de Jacob Zuma, el ANC, que obtuvo una victoria significativa. El ascenso del nacionalismo populista en el contexto de este “año súper electoral”, mencionado por el economista Joseph Stiglitz, plantea interrogantes sobre la evolución de la democracia.
Se suponía que la ideología neoliberal fortalecería la democracia, pero claramente algo salió mal. Los resultados electorales de Sudáfrica han puesto de relieve una tendencia preocupante: los avances de los partidos políticos alimentan la xenofobia u otras formas de violencia.
A pesar de los avances consecutivos logrados en elecciones anteriores, el partido Luchadores por la Libertad Económica (EFF), que se presenta como la respuesta de la izquierda al neoliberalismo del ANC, sufrió una disminución en su apoyo electoral. Algunos analistas atribuyen esta disminución a la política de inmigración de la EFF en desacuerdo con la de sus rivales que abogan por fronteras más fuertes.
Julius Malema, líder del EFF, rechazó las acusaciones, señalando al partido de Herman Mashaba, ActionSA, por no lograr los avances esperados a pesar de la retórica xenófoba. Sin embargo, fue el partido MK de Jacob Zuma el que logró superar al EFF, pasando al tercer lugar en número de escaños en el Parlamento.
El Partido Patria de Gayton McKenzie también anotó puntos al avivar las tensiones contra los «extranjeros ilegales», prometiendo internarlos masivamente antes de deportarlos. Este discurso resonó en parte del electorado, aumentando la proporción de votos del partido a nivel nacional.
La grave crisis económica en Sudáfrica ha exacerbado la desigualdad y socavado la confianza en el gobierno de décadas, el ANC. Las políticas económicas neoliberales adoptadas han tenido consecuencias adversas, provocando tanto inestabilidad como volatilidad socioeconómica.
Los disturbios que se produjeron en julio de 2021, junto con el arresto de Zuma por desacato al tribunal, pusieron de relieve las tensiones palpables en la sociedad sudafricana. En este contexto, donde se combinan el miedo y la incertidumbre, algunos partidos políticos han aprovechado los sentimientos xenófobos para ganar votos.
Las lecciones que se pueden aprender de estas elecciones van más allá de las simples ganancias o pérdidas de los partidos políticos. Revelan las profundas fracturas sociales y económicas que socavan al país y exigen una reflexión profunda sobre los fundamentos de la democracia y el progreso socioeconómico.