**Fatshimetría: En el centro de las atrocidades perpetradas por los milicianos de CODECO en el territorio de Djugu**
La violencia continúa asolando la región del territorio de Djugu, en la provincia de Ituri en la República Democrática del Congo, donde las milicias de CODECO han vuelto a sembrar el terror. El pasado viernes 21 de junio se reportaron varios ataques en las aldeas de Lodjo Dubele, Gangala, Bianda, Galay y Ariwara, que resultaron en la trágica pérdida de al menos 23 vidas, entre mujeres, niños e incluso soldados.
Los testimonios son conmovedores y revelan la magnitud de los horrores vividos por los habitantes de la región. Vital Tungulo, un notable local, lanzó un llamado urgente a las autoridades de seguridad para que intervengan y protejan a la población que es víctima de estos ataques mortales. Se mató a civiles, se quemaron casas y se secuestró a personas, dejando tras de sí una sensación de miedo y caos.
Los aldeanos, afectados por estos trágicos acontecimientos, se ven obligados a huir de sus tierras para encontrar refugio en zonas consideradas más seguras, como Mongbwalu, el centro de Kilo o incluso Bunia. Los desplazamientos masivos de población demuestran el terror que reina en la región y la urgencia de una intervención eficaz para proteger a los civiles inocentes.
Ante esta violencia recurrente, el ejército se compromete a proteger a la población y garantizar su seguridad. El teniente Jules Ngongo, portavoz del ejército en Ituri, destacó la necesidad de que todos los grupos armados locales respeten el compromiso de cesar las hostilidades y contribuir a la paz en la región.
El gobernador militar de Ituri afirmó su determinación de luchar contra los grupos armados que obstaculizan el proceso de paz, prometiendo acciones firmes para poner fin a esta violencia bárbara. Sin embargo, es imperativo que estas palabras se traduzcan en acciones concretas para proteger la vida y la integridad de los habitantes de la región.
En conclusión, los ataques de las milicias de CODECO en el territorio de Djugu son el símbolo de una tragedia humanitaria que requiere una respuesta urgente y eficaz. La comunidad internacional, las autoridades congoleñas y los actores locales deben unir fuerzas para poner fin a estas atrocidades y preservar la dignidad y la seguridad de las poblaciones inocentes que sufren en silencio. Es hora de actuar para poner fin a esta espiral de violencia y restaurar la paz en esta región devastada.