Fatshimetrie en Kinshasa: el desafío de la educación cívica y del orden público

**Fatshimetría en Kinshasa: una cuestión de civismo y orden público**

Desde hace varias semanas, la presencia de vendedores ambulantes en las principales arterias de Kinshasa suscita fuertes reacciones entre la población. Estos vendedores ambulantes, instalados de manera desordenada a lo largo de las aceras, obstruyen el tránsito de peatones, embellecen la ciudad y alientan actos de delincuencia. Ante esta alarmante observación, es urgente encontrar soluciones duraderas para restablecer el orden y la civilidad en la capital congoleña.

La incivilidad de estos vendedores ambulantes que se apropian ilegalmente del espacio público es inaceptable. El incumplimiento de las normas básicas de convivencia en la sociedad daña la imagen de Kinshasa y repercute negativamente en la vida cotidiana de sus residentes. La congestión en las vías públicas genera situaciones problemáticas que requieren una intervención firme y decidida de las autoridades competentes.

La represión por sí sola no puede constituir una solución duradera a este problema. Es esencial adoptar un enfoque combinado, que combine sensibilización y represión, para establecer un clima de respeto de las normas y las leyes. Una campaña de sensibilización, destinada a hacer que los vendedores ambulantes comprendan los problemas que rodean la ocupación ilegal del espacio público, podría ayudar a cambiar las mentalidades y promover la conciencia colectiva.

Además, la falta de un ejecutivo provincial en pleno funcionamiento en Kinshasa constituye un factor agravante de la situación. Es imperativo establecer rápidamente una gobernanza local legítima y eficaz para coordinar acciones destinadas a garantizar el orden público y el respeto de las normas. Apoyándose en las disposiciones constitucionales que prevén el nombramiento de un gobernador y su equipo por la Asamblea Provincial, es posible dar una respuesta institucional a esta crisis de gobernanza.

En última instancia, la cuestión de los vendedores ambulantes en Kinshasa desafía a la sociedad en su conjunto en términos de respeto, civismo y orden público. Es hora de reafirmar los valores fundamentales de la vida comunitaria y de recordar que respetar las reglas de la vida comunitaria es un deber de todos. Actuando concertadamente, las autoridades y la población pueden trabajar juntos para construir una ciudad más armoniosa, donde todos encuentren su lugar en el respeto mutuo y la tolerancia.

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