Según informaciones recientes procedentes de la zona de Kinsele, territorio de Kwamouth, en la provincia de Mai-Ndombe, en la República Democrática del Congo, un soldado de las Fuerzas Armadas de la República Democrática del Congo resultó herido durante enfrentamientos con milicianos de Mobondo. Estos enfrentamientos, que tuvieron lugar el miércoles 10 de julio, sembraron el pánico entre la población local, que ya padecía meses de precaria calma.
Las Fuerzas Armadas Nacionales tuvieron que repeler a los atacantes que habían atacado su base situada cerca del pueblo de Kinsele. Los tiroteos duraron desde la tarde hasta última hora de la noche, lo que sumió a los residentes en una gran incertidumbre sobre su seguridad. La violencia ha regresado a esta región, después de un período relativamente tranquilo, y los residentes se enfrentan una vez más a la amenaza de las milicias.
El diputado provincial David Bisaka, elegido por Kwamouth, testificó sobre la violencia de estos enfrentamientos, subrayando que Mobondo había atacado la posición militar cerca de Maluku, a lo largo del río Dwani, en la frontera entre Kinshasa y Mai-Ndombe. Gracias a la capacidad de respuesta de los soldados, el ataque fue repelido. Sin embargo, la inseguridad persiste, lo que empuja a muchos residentes a considerar la posibilidad de abandonar la región en busca de seguridad y paz.
Las milicias de Mobondo siguen sembrando el terror entre la población local, reocupando aldeas a lo largo de carreteras y rutas fluviales. Esta situación debilita la economía local, ya que el activismo de las milicias perturba las actividades agrícolas y pesqueras. Las necesidades básicas, como la mandioca, el maíz, el pescado y el aceite de palma, se están volviendo escasas, lo que aumenta las dificultades de los residentes que ya enfrentan la amenaza constante de los grupos armados.
Ante esta violencia recurrente y una inseguridad creciente, la población de Kwamouth se encuentra en una situación crítica, entre la necesidad de huir para salvar sus vidas y el deseo de permanecer en sus tierras. Es imperativo que se adopten medidas para garantizar la seguridad de los civiles y poner fin al control de las milicias en la región. El apoyo de las autoridades nacionales e internacionales es crucial para restablecer la paz y la estabilidad en esta zona asolada por el conflicto.