Marruecos, habitualmente conocido por su clima árido, ha sido recientemente escenario de lluvias torrenciales que provocaron inundaciones devastadoras en el sur del país. Desde el viernes, al menos 11 personas han perdido la vida y otras 9 están desaparecidas, lo que ha sumido a la región en una situación de emergencia y desolación.
Las cifras son sorprendentes: 47 milímetros de agua en tres horas en la región de Ouarzazate y 170 mm cerca de Zagora, marcando así récords de precipitaciones en regiones no acostumbradas a este mal tiempo. Estos aguaceros provocaron crecidas de ríos e inundaciones, provocando devastaciones en varias provincias del sur de Marruecos.
Las consecuencias de estas lluvias torrenciales fueron trágicas, con un saldo provisional de 11 muertos en diferentes regiones del país. Las autoridades también declararon desaparecidas a 9 personas, lo que amplificó la preocupación en las zonas afectadas. El sur se encuentra en estado de emergencia y está movilizando importantes recursos para ayudar a los residentes afectados.
Estas inusuales condiciones climáticas adversas se explican por el encuentro de masas de aire tropicales húmedos con masas de aire frío, provocando fenómenos meteorológicos violentos. Este escenario atípico en una región desértica plantea interrogantes sobre el impacto del cambio climático y la frecuencia de estos episodios extremos en el futuro.
Marruecos, que enfrenta un sexto año consecutivo de sequía, ahora debe enfrentar estas inundaciones mortales, que revelan los desafíos que plantea el calentamiento global. Las autoridades deben tomar medidas preventivas y adaptarse a esta nueva realidad meteorológica para garantizar la seguridad de las poblaciones y limitar los daños.
Esta tragedia sirve como recordatorio de la urgencia de tomar medidas contra el cambio climático e implementar políticas de protección ambiental para mitigar los efectos de estos fenómenos climáticos extremos. Las lecciones aprendidas de estos eventos deben guiar las acciones futuras para construir un futuro más resiliente frente a los caprichos de la naturaleza.