En el tumultuoso panorama político de Malí, los recientes ascensos en el ejército están provocando una intensa controversia sobre el futuro democrático del país. De hecho, el jefe de la junta militar que tomó el poder en 2020, el coronel Assimi Goita, se autoproclamó al rango de general del ejército, arrogándose un título honorífico que sólo dos ex jefes de Estado han ostentado en la historia. del país. Esta decisión inequívoca parece reflejar el deseo de Goita de consolidar su poder e ignorar los llamados a una transición democrática.
El anuncio de estos ascensos fue realizado por el Consejo de Ministros, subrayando el carácter excepcional de esta elevación de rango de otros cinco coroneles influyentes de la junta. Estos nuevos nombramientos indican claramente que los líderes de la junta pretenden mantener su posición dominante sin considerar transferir el poder a un gobierno civil en un futuro próximo.
“Este enfoque confirma que los líderes de la junta se erigen en líderes únicos y no tienen intención de establecer una transición democrática hacia un gobierno civil”, subraya Rida Lyammouri, investigadora principal del Centro de Políticas para el Nuevo Sur, con sede en Marruecos.
En este contexto, la fecha de las próximas elecciones presidenciales en Mali sigue siendo incierta. Esta situación plantea dudas sobre el deseo real de las autoridades militares vigentes de restaurar un régimen democrático y promover una transición política pacífica e inclusiva para el pueblo maliense.
Es crucial permanecer atento a estos acontecimientos en curso en Mali, ya que podrían tener implicaciones importantes para la estabilidad política y la gobernanza democrática de este país de África occidental. Corresponde a la comunidad internacional y a los actores regionales seguir alentando a Malí a avanzar hacia una transición democrática efectiva y respetar los principios del Estado de derecho para el bienestar de su población y la estabilidad de la región.