En el centro de la noticia, una crisis humanitaria sin precedentes está asolando Sudán, exacerbando el sufrimiento de la población ya gravemente afectada por la guerra civil que asola el país. Mientras los combates persisten y la escasez de alimentos empeora, los residentes de Jartum, la capital de Sudán, enfrentan una crisis de agua cada vez más preocupante.
De hecho, los habitantes de la ciudad ahora deben abastecerse de agua extrayéndola del Nilo mediante carretas o comprando agua sin tratar, que se ha vuelto escasa. Esta situación crítica la describe Ahmed Musa, un residente local, que se lamenta: «Hemos estado sin agua durante 17 días. La situación es insoportable. Ahora tenemos que comprar agua, pero los precios se están disparando. Dos barriles cuestan 1.000 sudaneses libras (aproximadamente $1,66)”.
Para entender esta crisis, cabe señalar que el ingreso anual promedio de un sudanés es de 2.379 dólares, o aproximadamente 6,5 dólares por día, según estadísticas de las Naciones Unidas. Frente a esta realidad, la población de Jartum se enfrenta diariamente a desafíos para acceder al agua, un bien esencial para la vida.
La situación es particularmente alarmante debido a los graves daños sufridos por la infraestructura hídrica clave de la ciudad, incluida una planta de tratamiento de agua del Nilo y varias estaciones de suministro urbano. La continuación de los enfrentamientos ha provocado escasez de personal y repuestos, perturbando el funcionamiento de las redes en muchos barrios y privando de agua potable a decenas de miles de hogares.
Como resultado, los residentes se ven obligados a beber agua sin tratar, exponiéndolos a enfermedades como el cólera, una infección bacteriana transmitida por agua contaminada. Esta precaria situación en términos de acceso al agua y al saneamiento constituye un grave riesgo para la salud pública, sobre todo porque la proximidad del invierno podría agravar la crisis sanitaria.
Ante este importante desafío humanitario, el Ministerio de Salud de Sudán ha lanzado una campaña de vacunación contra el cólera dirigida a más de 1,4 millones de personas en las regiones oriental y septentrional del país. Esta iniciativa tiene como objetivo frenar la propagación de la enfermedad y proteger a la población vulnerable, en particular a los niños.
Sin embargo, la urgencia de la situación en Sudán sigue siendo alarmante, con un balance ya elevado de más de 25.000 casos de cólera y 702 muertes reportadas por el Ministerio de Salud. Esta tragedia humanitaria es tanto más preocupante cuanto que UNICEF ha advertido del riesgo de cólera que amenaza a 3,1 millones de personas, entre ellas 500.000 niños menores de cinco años.
En un contexto de conflicto armado persistente y fragilidad de las infraestructuras esenciales, la comunidad internacional se está movilizando para intentar aliviar el sufrimiento de las poblaciones afectadas en Sudán.. Sin embargo, parece urgente intensificar los esfuerzos para garantizar el acceso equitativo al agua potable y a los servicios de saneamiento, elementos esenciales para preservar la salud y el bienestar de la población sudanesa en estos tiempos de crisis.