En un contexto marcado por elecciones controvertidas en Mozambique, la injerencia de la Unión Europea pone de relieve irregularidades preocupantes que subrayan los desafíos democráticos que enfrenta el país. Mientras el pueblo mozambiqueño espera con impaciencia los resultados oficiales, las tensiones políticas y sociales exacerbadas por los actos de violencia están comprometiendo el proceso electoral.
La misión de observación de la Unión Europea informó recientemente sobre casos de irregularidades electorales, incluidos los obstáculos que enfrentan sus observadores al monitorear los procesos de tabulación en algunas partes del país. Además, en determinados colegios electorales se observaron alteraciones injustificadas de los resultados electorales, lo que puso en duda la integridad del voto.
Laura Ballarín, jefa de la misión de observación, destacó la necesidad de una transparencia absoluta en el proceso de cómputo para garantizar la credibilidad de los resultados electorales. La publicación detallada de los resultados por mesa electoral no es sólo una práctica esencial, sino también una garantía de la integridad del proceso electoral.
Las tensiones se exacerbaron tras el asesinato de dos figuras de la oposición, Elvino Dias y Paulo Guambe, seguido de manifestaciones de partidarios de la oposición reprimidas por la policía. Los llamamientos a protestas nacionales lanzados por Venancio Mondlane están alimentando los temores de violencia postelectoral, poniendo en peligro la estabilidad del país.
El Departamento de Estado de Estados Unidos condenó los actos de violencia y pidió una investigación exhaustiva, enfatizando la importancia de una resolución pacífica de las disputas electorales. Es esencial que todas las partes interesadas participen en un diálogo constructivo y pacífico para evitar cualquier recurso a la violencia.
Mientras Mozambique se prepara para conocer los resultados oficiales de las elecciones, el país se encuentra en una encrucijada, enfrentando el desafío de preservar la democracia y la paz social. Es imperativo que las autoridades electorales garanticen la integridad del proceso electoral y fomenten un clima de confianza para garantizar elecciones libres y justas.