Los docentes de las escuelas públicas de Tshopo, ante un preocupante impasse financiero, se movilizaron para exigir el pago de sus salarios correspondientes al mes de enero de 2024. Esta preocupante situación impulsó a una delegación de la sinergia de los sindicatos de docentes del territorio de Bafwasende a emprender un viaje a Kisangani, con miras a aclarar esta espinosa cuestión.
En el origen de este bloqueo salarial, la Cáritas diocesana declina toda responsabilidad, destacando la deuda del gobierno congoleño con IFOD, una microfinanciación de la Iglesia católica. Esta explicación, considerada poco convincente por los profesores afectados, reavivó la llama de la protesta.
Tango Mayanga, portavoz de los profesores en apuros, expresa firmemente su determinación de ganar el caso: «Volvimos a la escuela con la esperanza de que se pagaran nuestros salarios atrasados. Nuestras expectativas se vieron defraudadas. Si no se propone ninguna solución concreta, la reanudación de la huelga será inevitable.»
Ante este impasse, las autoridades de Educación Primaria, Secundaria y Técnica (EPST), así como la CARITAS diocesana de Kisangani, tienen la gran responsabilidad de encontrar una solución rápida a este conflicto. El padre Ferdinand Batubu, coordinador de las microfinanzas en cuestión, quiere tranquilizar afirmando que una vez saldada la deuda pública, los salarios de los profesores podrán ser pagados sin demora.
Sin embargo, la paciencia de los docentes está llegando a su límite y persiste la amenaza de una huelga general. Una decisión así tendría consecuencias desastrosas para el sistema educativo y la comunidad escolar en su conjunto.
En conclusión, la resolución de esta disputa financiera es crucial para preservar la estabilidad del sector educativo en Tshopo. Los docentes merecen una remuneración acorde a su dedicación y compromiso con la enseñanza. Es imperativo que las partes interesadas encuentren rápidamente puntos en común para evitar una crisis importante con consecuencias desastrosas para todos.