¿Cómo puede Mayotte fortalecer su resiliencia ante tormentas tropicales como Dikeledi?


Mayotte ante la resiliencia ciclónica: entre la reacción y la anticipación

El paso de la tormenta tropical Dikeledi frente a las costas de Mayotte el 12 de enero pone de relieve no sólo los desafíos medioambientales que enfrenta el archipiélago, sino también los mecanismos de resiliencia que surgen en una región a menudo desatendida por los medios de comunicación internacionales. Aunque Mayotte ha sido puesta en alerta roja por ciclón, la tormenta, que actualmente se está disipando, ya ha revelado el alcance de las vulnerabilidades de las infraestructuras y la necesidad crucial de anticipación ante estos fenómenos climáticos cada vez más frecuentes.

### Una situación geográfica precaria

Mayotte, un pequeño archipiélago en el Océano Índico, está ubicado estratégicamente entre Madagascar y Mozambique. Su posición la convierte en presa fácil de diversos peligros climáticos. No es la primera vez que la isla se enfrenta a fenómenos ciclónicos destructivos. En menos de un mes, el archipiélago sufrió el devastador paso del ciclón Chido, que dejó una huella duradera en su territorio. En términos de impacto económico, las pérdidas vinculadas a estos fenómenos representan una carga importante para este municipio francés, cuyo PIB ya se ve afectado por una elevada tasa de desempleo, estimada en alrededor del 28% en 2022, según cifras del INSEE.

Al mismo tiempo, la vulnerabilidad de la infraestructura, agravada por una planificación urbana a menudo caótica, plantea preguntas cruciales sobre la necesidad de revisar las regulaciones sobre la construcción y la planificación del uso del suelo. La densa y creciente población de 320.000 habitantes está ahora expuesta a inundaciones y deslizamientos de tierra durante fuertes lluvias, como las causadas por la tormenta Dikeledi.

### Una respuesta organizada pero insuficiente

El prefecto de Mayotte, François-Xavier Bieuville, tomó medidas preventivas manteniendo la alerta ciclónica roja hasta el lunes, recordando a la población respetar las instrucciones de confinamiento. Sin embargo, a pesar de la creación de 80 refugios de emergencia que acogen a 14.500 personas, las condiciones de acogida siguen siendo precarias y la experiencia del ciclón Chido pesa sobre las capacidades de intervención. A modo de comparación, durante el ciclón Idai de 2019 en Mozambique, aproximadamente 1,7 millones de personas se vieron afectadas y las lecciones aprendidas han ayudado a mejorar los planes de preparación y resiliencia en la región.

Un aspecto relevante a destacar es la preparación de los residentes. El mensaje de la prefectura instando a la población a almacenar agua y alimentos para hacer frente a las tormentas es un indicio de la urgente necesidad de una mayor concienciación y formación de la comunidad en materia de gestión de desastres. Las iniciativas locales, como la capacitación en primeros auxilios y los ejercicios de simulación de evacuación, podrían fortalecer esta resiliencia..

### Una mirada a las consecuencias sociales

Más allá de los daños materiales y la pérdida de vidas humanas, las repercusiones sociales de las tormentas en las comunidades de Mayotte son alarmantes. El aumento del aislamiento, el desplazamiento interno y la presión sobre los recursos básicos, como el agua potable y los alimentos, están exacerbando las tensiones sociales. Con una tasa de pobreza que afecta al 70% de la población, los desafíos de una crisis de este tipo también exacerban los problemas de seguridad y salud pública.

El aspecto social debe integrarse en los modelos de gestión de riesgos. Las iniciativas de desarrollo comunitario, que involucran a líderes locales, podrían ayudar a crear un sentido de unidad frente a la adversidad y hacer que las personas sean más autosuficientes en la gestión de las crisis.

### La necesidad de una estrategia a largo plazo

Vale la pena recordar que los desastres naturales no son sólo eventos a gestionar, sino oportunidades para repensar nuestra relación con el territorio y la infraestructura. Una política de desarrollo sostenible, apoyada por un análisis riguroso de los riesgos climáticos, podría establecer nuevos estándares para la planificación regional en Mayotte.

Un enfoque integrado podría incluir la reforestación de zonas costeras para reducir la erosión, la creación de cuencas de retención para gestionar el agua de lluvia y una mejor infraestructura de drenaje en las zonas urbanas. En el contexto más amplio del cambio climático, las regiones insulares también necesitarán recurrir a fuentes de energía renovables para reducir su huella de carbono y adaptarse a un futuro incierto.

En resumen, si bien la alerta roja en Mayotte ha revelado lagunas en la gestión de crisis, también ofrece una oportunidad única para avanzar hacia prácticas de desarrollo resilientes y sostenibles que, a largo plazo, beneficiarán no solo a los habitantes de la isla, sino también a La comunidad internacional está preocupada por los impactos ambientales. El camino hacia la resiliencia sostenible está plagado de desafíos, pero es esencial aprovechar su potencial.

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