** Soberanía congoleña: entre el activismo y la realidad geopolítica **
En un contexto de creciente incertidumbre, el Observatorio del Gasto Público (ODEP) ha publicado recientemente un comunicado de prensa que subraya las preocupaciones sobre las inminentes negociaciones entre el gobierno de Kinshasa y el movimiento del 23 de marzo (M23), programado para el 18 de marzo en Luanda. El llamado de Florimond Muteba, presidente de la Junta Directiva de ODEP, a la movilización nacional y la preservación de la soberanía congoleña plantea una pregunta esencial: ¿hasta dónde puede llegar el congoleño para defender sus intereses en la cara de la dinámica geopolítica que los rodea?
Muteba insta al pueblo congoleño a unirse en un impulso pacífico, destacando la necesidad de hacer oír su voz. Esta dimensión de la unidad nacional es indudablemente gratificante, pero también debe insertarse en un contexto geopolítico complejo. Para comprender el desafío, es aconsejable volver a los orígenes del M23 y sus operaciones en el este de la República Democrática del Congo (RDC).
### Una historia de conflictos y Guerra
El M23 nació en 2012, siguiendo tensiones políticas y militares persistentes en la región de Kivu. Lejos de ser una simple rebelión, ciertos analistas lo perciben como un proxy, respaldado por poderes regionales cuyos intereses a menudo se enfrentan a los de la RDC. Estas realidades pueden hacer que la movilización popular sea menos efectiva frente a los actores que, aunque menos visibles, controlan los conflictos de una manera que desafía los compromisos pacifistas.
Demos un paso atrás. Estudios recientes sobre el conflicto armado en la RDC oriental revelan que el apoyo externo no solo exacerba las tensiones, sino que también fortalece la dinámica de un conflicto que ha estado ocurriendo durante varias décadas. Según un análisis del Grupo Internacional de Crisis, países vecinos como Ruanda han establecido intereses económicos bien establecidos en la extracción minera de recursos congoleños, que acentúa la interferencia en los asuntos internos de la RDC.
### Mobilización simbólica o real?
El atractivo de Florimond Muteba a la movilización pacífica del pueblo congoleño plantea preguntas sobre la forma en que esta unidad puede provocar acciones concretas. Los movimientos como la «sinergia de las organizaciones sociales» a menudo han demostrado que la movilización puede tener un impacto. Sin embargo, los esfuerzos de rally nacionales anteriores a veces alcanzan su umbral, lo que lleva a desacuerdos internos que ralentizan el progreso colectivo. Las guerras de las facciones, la falta de confianza en los líderes y la inercia política amenazan con frustrar los esfuerzos..
En este sentido, es interesante observar que las movilizaciones exitosas en otros países, como las manifestaciones de la sociedad civil en la República Checa o las recientes elecciones pacíficas en Costa de Marfil, son a menudo el fruto de una larga preparación, habiendo incluido un diálogo entre comunidades y un andamio sobre el terreno de las oposiciones, como los antiguos enemigos que se reconcilian por un objetivo común.
### a un compromiso constructivo
Muteba y ODEP requieren una «respuesta vigorosa y coordinada» de Kinshasa. Pero tal coordinación requiere ir más allá de los discursos e involucrar a las personas en conversaciones constructivas. ¿Cuáles son las expectativas concretas de esta movilización? Los foros nacionales de discusión, que reúnen no solo a los actores políticos, sino también a los jóvenes, mujeres, líderes comunitarios, podrían servir como plataformas para establecer una base de legitimidad y diálogo.
Además, una serie de microanálisis sobre las expectativas de los congoleños podría proporcionar una base sólida para este diálogo. De hecho, una encuesta realizada por un instituto de investigación local mostró que el 72% de los congoleños aspiran a las reformas políticas, mientras que casi el 65% dice que están decepcionados por sus actuales líderes. Al integrar estos sentimientos en el discurso político y el proceso de movilización, Kinshasa podría navegar de manera más efectiva entre los meandros de las negociaciones con el M23.
### Conclusión: un futuro para ser redefinido
En un momento en que la RDC enfrenta múltiples desafíos en su suelo, la cuestión de la soberanía nacional debe estar anclada en una estrategia de paz sostenible que trasciende las divisiones internas y tenga en cuenta los intereses externas. La movilización esperada por el ODEP podría servir no solo como una salida emocional, sino también como una contribución tangible en un diálogo constructivo sobre el futuro del país.
La historia reciente de la RDC muestra que la Unidad Nacional no solo se capitula antes de la adversidad, sino que aspira a redefinirse, para recuperar un sentido colectivo de gestión ante un futuro incierto. La lección aquí es que la lucha por la soberanía no es solo un grito de reunión, sino que también debe traducirse en acciones concretas, diálogos profundos y estrategias reflejadas. Así es como el pueblo congoleño podrá en última instancia ponerse de pie, no solo contra el asalto, sino para un futuro verdaderamente libre y próspero.