Repensar la educación: ¿Por qué es incorrecto limitar la edad de los estudiantes?

**Fatshimetrie: Una mirada crítica a la política de límite de edad de los estudiantes**

El ministro de Educación, profesor Tahir Mamman, parece decidido a limitar la edad de los que abandonan los estudios y de los solicitantes de admisión en centros de enseñanza superior. Durante su breve año en el cargo, planteó esta cuestión al menos dos veces y anunció su intención de implementar esta política ya en la próxima sesión académica.

Según el ministro, una persona debe tener al menos 18 años para poder realizar el examen WASSCE. En su opinión, la práctica de admitir a niños de tan sólo 15 años en la universidad es dañina porque muchos de ellos no comprenden el ambiente universitario que está destinado a adultos y mentes maduras.

Quienes comparten la opinión de Mamman también dicen que la política protegerá a los niños de la cultura permisiva de las universidades.

Sin embargo, quienes se oponen a esta política argumentan que ignora las realidades de nuestra revolución digital, donde las mentes más jóvenes son capaces de comprender modelos educativos apropiados para su edad. Además, muchas universidades privadas, en particular aquellas fundadas por grupos de interés religiosos, han desarrollado modelos semicontrolados de educación superior que guían sin problemas a estos jóvenes hasta la edad adulta.

Entre el momento en que la generación de Mamman fue a la escuela y hoy, la educación ha evolucionado significativamente y muchos enfoques tradicionales del aprendizaje ya no son relevantes. Es imperativo estudiar estos cambios críticamente y adaptarse en consecuencia. Nos dirigimos hacia un futuro en el que los edificios, las oficinas y las grandes fuerzas laborales serán suplantados por la inteligencia artificial y por aquellos que dominan la manipulación de dispositivos conectados a Internet desde cualquier lugar.

En muchas partes del mundo occidental, a la gente ya no le entusiasma pasar años en la universidad cuando pueden adquirir conocimientos certificados en la red mundial a costos mínimos y desde la comodidad de sus hogares.

China, por ejemplo, ha establecido un sistema de formación de niños en profesiones prácticas desde el nivel preescolar. Han transformado lo que Occidente llama «trabajo infantil» en un beneficio para los niños y la sociedad en su conjunto.

Este es el tipo de pensamiento innovador que necesitamos por parte de nuestros formuladores de políticas, no obligar a los niños a soportar la tiranía de los límites de edad. Algunos incluso ven motivaciones políticas ocultas en el entusiasmo con el que Mamman aplica esta política, temiendo que obstaculice el progreso educativo de determinadas regiones del país..

Nos oponemos firmemente a obligar a quienes abandonan la escuela a quedarse en casa durante dos o tres años antes de continuar sus estudios. Es retrógrado, derrochador y contraproducente.

Los sistemas educativos deben evolucionar para adaptarse a un mundo en constante cambio, donde se necesitan enfoques innovadores para preparar a los jóvenes para enfrentar los desafíos del mañana. Lograr un equilibrio entre tradición e innovación es crucial para brindar educación relevante y de calidad a todos los estudiantes, independientemente de su edad.

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