Panelista de los trabajos sobre los estados generales de la justicia, el profesor Espoir Masamanki, fundador de la escuela de pensamiento en derecho penal (Scire) de la Facultad de Derecho de la Universidad de Kinshasa, presentó recientemente un fascinante llamamiento a favor de la reforma del código penal. . En el centro de su presentación, la integración del crimen de agresión como crimen internacional en el código constituye una cuestión crucial para la República Democrática del Congo.
En un país donde la justicia lucha por desempeñar plenamente su papel, la cuestión de la represión del crimen de agresión es particularmente preocupante. El profesor Masamanki destaca la persistente impunidad de los ataques perpetrados por países vecinos, como Ruanda, contra la República Democrática del Congo. Ante esta situación, se hace imperativo comprender la diferencia fundamental entre el simple acto de agresión y el crimen de agresión, así como el importante papel que debe jugar el código penal en su represión.
Al abogar por la operacionalización de la represión del crimen de agresión en la República Democrática del Congo, el profesor Masamanki destaca la urgencia de llevar a cabo reformas en este ámbito. Es esencial que la justicia congoleña fortalezca su capacidad para abordar estos crímenes internacionales a nivel nacional, garantizando una complementariedad efectiva con las autoridades internacionales competentes.
Este cuestionamiento del sistema judicial congoleño plantea preguntas profundas: ¿quién es realmente responsable de la represión del crimen de agresión? ¿Cómo podemos garantizar una justicia real ante estos actos violentos cometidos contra el pueblo congoleño?
En última instancia, el alegato del profesor Espoir Masamanki destaca una verdad esencial: la justicia sólo puede ser efectiva si logra la rendición de cuentas por todos los crímenes, ya sean nacionales o internacionales. Es hora de iniciar reformas audaces para que la República Democrática del Congo pueda garantizar plenamente la protección de sus ciudadanos y la integridad de su territorio.
Este llamado a la acción resuena como una necesidad imperativa para que la justicia congoleña, lejos de cualquier letargo, se posicione como un pilar del Estado de derecho y del respeto de los derechos fundamentales de todos. El destino de la nación congoleña depende de la capacidad de sus instituciones para afrontar los desafíos del crimen de agresión y garantizar una justicia justa para todos.